Días difíciles se encuentra atravesando la bragadense Ayelén Madricardo como consecuencia de la moto que le robaron de su casa en el barrio Santa Marta. No sólo ha tenido que lidiar con dicha situación y con la posterior reaparición del vehículo totalmente desguazado (sólo se encontraron unas pocas partes), sino que además debió soportar a varios estafadores que quisieron aprovechar lo ocurrido para obtener una ventaja ilícita.
El rodado era una Motomel Blitz de 110cc. Ayelén contó en sus redes sociales que era “mi única herramienta de trabajo con la que me gano el peso y con la que llevaba y traía a mis hijos al colegio”; “me arruinaron en dos segundos, lo que tanto me costó y lo que yo sola me compré cuota por cuota porque nadie me regala nada”, dijo.
Sin embargo, hubo un agravante: “¡me extorsionaban con plata para que yo tenga que pagar algo que es mío! Se aprovechan todos para sacar provecho de la situación que estoy pasando”, comentó. Consultada por CUARTO PODER, explicó que “recibí llamadas en privado que decían que tenían mi moto, que la habían comprado y necesitaban el dinero que ellos habían puesto; que tenían todas las intenciones de devolvérmela si les pagaba lo que ellos decían: $10 mil en cuenta y el resto en efectivo”.
Sostuvo que le pidieron que al lugar concurriera “sola y sin la policía”, e incluso buscaron evitar que pidiera ayuda ya que “no podía cortar la llamada hasta que nos veamos en el lugar”. Supone que era alguien de nacionalidad paraguaya por su tonada, pero indicó que también hubo otros intentos de extorsión porque “un montón de gente me hablaba -en Facebook- para sacarme plata”: “me pedían mi numero para llamarme y decirme información de mi moto; era para robarme literalmente porque las cuentas eran truchas y supuestamente eran del Chaco, Paraguay y de todos esos lugares; también me decían que mi moto estaba en el barrio Santa Marta en una casa abandonada y me pedían plata porque sino iba a ser desarmada”, detalló.
Ayelén contó el gran perjuicio que trajo todo lo sucedió tanto para ella como para sus hijos, por lo que exige que se haga justicia. “No sólo que quiero que se siga trabajando en mi causa porque lo hicieron con maldad. Quiero que se esclarezca quiénes fueron, y si son menos que paguen los padres. ¡Esto tiene que acabar! Uno no puede dormir tranquilo; hoy me entraron en el garaje, mañana entran adentro de mi casa… ¡y no es así!”, concluyó.