Es cierto que estamos atravesando tiempos claves, de acción, de comenzar a mirar el problema a la cara, pero… ¿cómo lo hacemos?
La lucha por la crisis socio ambiental no es reciente. Muchos rincones del país luchan -hace años- por sus recursos y por el despojo que sufren en sus territorios día a día, ya sea Mendoza, San Juan, Chubut, como para mencionar algunos casos.
Lo certero es eso: luchar en colectividad es la salida. Pero antes es necesario comprender otros aspectos.
El movimiento socio ambiental no surgió con Jóvenes por el Clima, pero si fue un hito; ni el primero ni el último. La juventud poco a poco fue despertando y comprendiendo que era necesario ser parte.
Ahora, ¿por qué hablamos de una crisis climática con ciertos puntos irreversibles y, a su vez, de mantener a la par una mirada optimista de presente y futuro?
La cuestión es la siguiente: si, estamos sumergidos en una crisis climática y ecológica, eso no lo podemos negar… ¿o sí?
El negacionismo, como los discursos colapsistas, son parte de este entramado y allí se encuentra el quiz de la cuestión.
¿Cómo surfeamos estas contradicciones?
Que aceptemos la realidad no quiere decir que debamos, automáticamente, perder las esperanzas. ¿Acaso está todo perdido? La respuesta es no.
Necesitamos transformar esa visión de “está todo perdido” en acción directa. Todos somos parte del problema, ¿no es hora de ser parte de la solución?
No es fácil sumergirse en este camino porque una vez que dejamos de mirar hacia un costado no dejas de ver realidades. El camino es ese: ver otras realidades.
Muchas veces ir destapando esas falencias y realidades nos pueden abrumar, asustar, desesperanzar, y nos hace cuestionar: ¿por qué seguir luchando? ¿Para qué seguir hablando? ¿Para quién?
Cualquiera que esté en la militancia va a sentirse identificado o identificada porque todos, alguna vez, lo sentimos. La clave es no abandonar.
En ese momento de ansiedad, miedo o desesperanza abundan los discursos colapsistas. ¿Cómo evitamos caer en ellos?
La respuesta como tal no existe, pero hay opciones. Principalmente la colectividad. Muchos están en esa encrucijada y, tener un grupo de apoyo es fundamental. No estamos solos y somos muchos y muchas luchando por nuestro presente e inventando nuestro futuro.
El rol de la juventud es clave en este proceso. Un ejemplo a seguir son los chicos y chicas de Centro de Estudiantes de la Escuela Secundaria N°4 (Escuela Normal). Lo primero que tuvieron en claro con la incorporación de la problemática ambiental era darle sentido y presencia. Ciclos de charlas, militancia dentro de la escuela y una creación fantástica: sábados por el clima.
Como indica el nombre, los sábados realizan actividades voluntariamente en la escuela. Recolectan los residuos del patio, reciclan botellas para realizar contenedores de basura y mantienen la militancia y la permanencia de la discusión ambiental.
Formaron un grupo con integrantes de diversas edades, todos y todas con las mismas ilusiones y esperanzas, con las mismas ganas de un cambio, de una construcción de futuro utópico en conjunto.
En conclusión: la juventud activa puede obtener resultados radicales, con ganas, responsabilidad, preocupación, ocupación, convicción y unión.
Mantener encendida esa esperanza e ilusión es fundamental para continuar en el camino. Eso es lo que intentamos desde nuestra militancia en Jóvenes por el Clima.
Eduardo Galeano ya lo dijo, citando a Fernando Birri: “La utopía está en el horizonte, si yo hago dos pasos el horizonte se aleja dos pasos más, entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, para caminar.”
La única lucha que se pierde es la que se abandona.
Victoria Pambianco