Viajamos en ambos servicios para indagar sobre sus diferencias. Limpieza, lujo, comodidad y buena atención son las características que más se destacan del nuevo servicio. El menor tiempo de viaje, las paradas en estaciones intermedias y los descuentos para estudiantes son los positivos del “viejo”.
Por Leonel G. Avila
Días ambivalentes en la línea Sarmiento. Por un lado, el país se vio nuevamente convulsionado por un accidente ferroviario en la estación Once; y, por otro, quedamos asombrados y expectantes ante la inauguración de un nuevo servicio de trenes hasta Bragado con formaciones chinas totalmente nuevas, como así también por el ferrocarril futurista fabricado en Córdoba que próximamente unirá a nuestra ciudad con Realicó (La Pampa). Consientes de nuestra función de medios locales y que la Justicia es quien debe actuar y determinar responsabilidades sobre el primer caso, decidimos enfocarnos en el segundo a partir de la identificación de ventajas y contras entre los trenes Diesel y chino; para ello realizamos un viaje en cada una de las formaciones, analizando con detenimiento el estado en el que se encuentran y la calidad del servicio.
No caben dudas que el sábado quedará guardado en la memoria de muchos como uno de los días “llave” en la historia de la línea Sarmiento. A la una y media de la mañana, arribó a nuestra ciudad el tren chino, tras haber realizado su viaje inaugural con pasajeros desde Once a Bragado. Claramente se trató de un hecho de notoria trascendencia histórica dado su gran magnitud, y así supieron interpretarlo algunas agrupaciones kirchneristas que se acercaron hasta la estación con bombos y cánticos para festejar la llegada. Ya desde el viernes el tema había copado gran parte de los medios de comunicación locales y así perduró durante las primeras horas del 19, hasta que un nuevo accidente ferroviario en la estación Once alertó al país. Otra vez la disputa sobre el desempeño del Gobierno Nacional en los trenes se reinstaló en boca de todos y nos situó a los bragadenses en una situación de ambivalencia frente a la alegría que teníamos por lo ocurrido a la madrugada y la tristeza/indignación por lo que nunca debiera haber pasado.
Anticiparnos e indicar responsables sería caer en un error ya que es la Justicia quien debe hacerlo. ¿Qué podemos decir nosotros a tamaña distancia y sin conocer la totalidad de las pruebas de la causa?
Por eso, nuestra atención apunta a lo que sí sabemos, a lo que cambió el panorama ferroviario a 210 kilómetros de la Capital Federal: el tren chino que llegó a nuestra ciudad y sus diferencias respecto del servicio que brinda desde hace años el ferrocarril Diesel.
Alegra ver hoy a la estación “Bragado”. Gente que se acerca para observar a las formaciones nuevas, refacciones en su interior ante la incorporación de la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE) y una constante circulación de trenes, ya sea de carga, los Diesel de Ferrobaires, el ferrocarril chino, el nuevo realizado en los talleres MATERFER de Córdoba y hasta formaciones portuguesas que operarán por unos días entre nuestra ciudad y Realicó.
Visto el interés que ha generado en la comunidad la circulación de las nuevas formaciones y la inauguración del servicio de pasajeros del tren chino entre la Capital Federal y Bragado, decidimos indagar sobre los aspectos positivos y negativos del mismo en comparación de lo que implica viajar en las “viejas” formaciones Diesel. ¿Cómo lo hicimos? Mediante un “trabajo de campo”, participando del recorrido que realizó el jueves 17 el tren de Ferrobaires desde Once a Bragado, y también el pasado lunes 21 en el viaje inaugural del ferrocarril chino desde nuestra ciudad hasta la Capital Federal.
Lo primero que nos llamó la atención al ingresar al nuevo tren es el lujo. Aire acondicionado frío – calor que se regula en cada vagón, cortinas de tela en las ventanas (no de chapa como en el “viejo”) y hasta pantallas que indican la fecha y la temperatura exterior e interior. Todas las luces funcionan, mientras que en el Diesel se encuentran alternadas (una prendida y otra no). El lugar para la colocación de bolsos es espacioso al igual que los pasillos, facilitando la movilidad. Por otra parte, las puertas y ventanas son herméticas (impedimento para quienes solían abrir las ventanas en las otras formaciones) y prácticamente no permiten oír ningún sonido del exterior ni del resto de los vagones; desde el interior no se nota cuando el tren se mueve.
La limpieza es una de las mayores características que diferencian ambos servicios. Mientras que en el tren chino dos personas recorren los vagones cada 10 o 15 minutos para que no haya mugre, en las formaciones Diesel abunda el polvo sobre los asientos y piso, y a veces hasta hay barro por el agua que ingresa desde las ventanas.
La atención también debe destacarse. La amabilidad abunda en el tren chino y se busca hacer del viaje un momento placentero (a diferencia del otro donde el placer llega cuando termina). Resulta sumamente destacable que los guardas se hayan acercado a cada pasajero a pedirle disculpas por la demora cuando parecía ser una costumbre perdida.
Párrafo a parte merece el coche comedor, ya que es el punto de encuentro para gran cantidad de pasajeros. Allí se puede comprar a precios no demasiado caros y conversar tranquilamente en grupo.
Si bien los asientos del “viejo” servicio se caracterizan por su comodidad, los del tren chino se destacan; no se encuentran emparchados sino en perfecto estado. Son anchos y pueden reclinarse. Tienen pequeñas mesitas individuales y todos están adornados con una pequeña tela cuya estampa es el logo de SOFSE.
A criterio personal es poca la diferencia entre “primera clase” y “turista” en el nuevo tren, ya que los asientos son prácticamente iguales; apenas un apoyabrazos los distingue. En “primera” hay pantallas LED (que sólo mostraban letras chinas), mesas grandes a mitad del vagón y la posibilidad de tomar agua en un dispenser.
Los baños se encuentran en óptimas condiciones. Tienen jabón líquido para que el pasajero pueda limpiarse las manos, cestos de basura, papel higiénico y hasta se puede tirar la cadena en el inodoro. Las viejas formaciones, en cambio, se caracterizan por tenerlos en estado deplorable y sin ningún tipo de comodidad.
De todas maneras, existen algunas cuestiones que podemos reprochar del nuevo servicio. La más importante es la demora. Es necesario que se renueven las vías para que el tren pueda alcanzar una mayor velocidad. Cinco horas (cuando en el “viejo” son cuatro) es demasiado, y peor aún si hay demora (como por ejemplo en nuestro viaje, que se extendió a seis). Tampoco es positivo que no pare en las estaciones pequeñas ya que en el caso de que no existiera el servicio de Ferrobaires éstas pasarían a quedar abandonadas, afectando notoriamente a sus respectivas poblaciones. Por último, sería buena la incorporación del descuento para estudiantes, como también lo hace la otra empresa.