Una de las novedades que se preveían para el Parque Lacunario General San Martín es que el Club de Regatas Krakatoa impulsara una serie de actividades náuticas deportivas, en el marco de las intenciones que tiene la Municipalidad de Bragado de darle un mayor aprovechamiento a la Reserva Natural. Sin embargo, todo quedó en la nada ya que se arrepintió el único oferente que se había presentado en la licitación pública.
El proyecto era ambicioso, aunque generó algunos debates ya que la concesión era por 10 años, trascendiendo a más de un gobierno. Por tal motivo, el Concejo Deliberante realizó un análisis minucioso, dilatando los tiempos para la aprobación, lo que sería una de las causas por lo que el Club de Regatas Krakatoa decidió dar marcha atrás y puso fin a sus intenciones de concretar el proyecto.
Desde el Concejo Deliberante se argumentó que era necesario un análisis profundo para evitar malos entendidos y fundamentalmente para que se creara todo el marco normativo necesario que prevenir posibles inconvenientes a futuro.
El proyecto se iba a implementar en la zona de la ex confitería Krakatoa / Kanaima, siendo Fernando García uno de sus principales impulsores. Apuntaba a estimular el remo y el canotaje como actividad deportiva, por lo que se construiría un guarda botes, una edificación para el cuidador y un salón de usos múltiples (SUM).
La demora en concretar la puesta en marcha del proyecto, sumado a la situación económica del país, habrían sido los principales desencadenantes por lo que la iniciativa se frustró.