“Si un ser humano se adentra en los bosques por amor a ellos cada mañana, está en peligro de ser considerado un vago; pero si gasta su día completo especulando, cortando esos mismos bosques, y haciendo que la tierra se quede calva antes de tiempo, es un estimado y emprendedor ciudadano. Como si un pueblo no pudiese tener otro interés en un bosque que el de cortarlo”.
Pienso sobre las sabias palabras de Thoreau. Continúo leyendo en la misma línea y encuentro un conocido proverbio indio: “sólo después que el último árbol sea cortado, sólo después que el último río haya sido envenenado, sólo después que el último pez haya sido atrapado, sólo entonces nos daremos cuenta que no podemos comer el dinero”.
Mis pensamientos zigzaguean y las preguntas me invaden…¿Por qué sólo entonces? ¿Por qué no nos podemos dar cuenta antes?
¿Por qué no cambiamos si vemos los incendios que terminan con los bosques, las altas temperaturas en invierno, los deshielos, la escasez del agua, la desnutrición y más efectos del cambio climático? ¿Por qué no cambiamos si el clima está cambiando?
Mi mente sigue rumiando. Decido salir a la calle. Veo a mi alrededor y son tangibles los efectos. Mientras en un día de invierno siento el calor que hace en el parque lacunario de Bragado, veo a personas disfrutar de la naturaleza pero a su vez arrojar residuos con impunidad. Decido juntarlos, pensando en el panorama desolador, percibo un escenario oscuro. Se lo planteo a mis cercanos, oigo el tema en un negocio, y entre tanta inconciencia puedo escuchar: “hay que tener esperanza, la necesitamos”.
Sigo pensando… aturdido por el eco que me hace la afirmación, logro encontrar respuestas precisas a mis emergentes dudas en palabras de una joven activista: “Necesitamos esperanza, por supuesto que sí. Pero lo que necesitamos más que la esperanza es la acción. Una vez que empecemos a actuar, la esperanza estará en todas partes. Entonces en vez de buscar esperanza, busquemos acción. Sólo, y sólo entonces la esperanza llegará”.
Pienso un poco más y entiendo que a Greta razón no le falta. Entiendo que hay infinitas maneras de actuar: desde hacer compost, elaborar ecobotellas, realizar separación en origen de los residuos, manifestarse contra empresarios o políticos que atenten contra el planeta, hasta aplicar la desobediencia civil a la que solía hacer referencia Thoreau. Entiendo que las soluciones están, sólo se requiere implementarlas. Entiendo que para encontrar esperanza, debemos actuar.
Tal vez no pienso tanto, quizá es instinto natural. De cualquier manera, entiendo que, para encontrar luz en este panorama tan oscuro, simplemente debemos iluminar.
Benjamín Gualdoni