El Concejo Deliberante es el ámbito donde alguna vez se dieron grandes debates en pos de cambiar la realidad de los bragadenses. Independientemente de las posiciones políticas que se presentaban y de los argumentos de cada parte, se notaba una fuerte intencionalidad de avanzar como comunidad y lograr cosas. Era común que las sesiones se prolongaran por horas y que los debates tuvieran contenido, o al menos si sólo levantaban la mano era para votar algún proyecto que generara mejoras concretas para la comunidad. Hoy, nada de eso ocurre… Obviamente, hay algunas iniciativas positivas, pero en general el Concejo Deliberante parece dormido, y eso no está bien…
El presente artículo no pretende apuntar contra nadie en particular, sino al conjunto de concejales, ya que en definitiva todos son un poco responsables en mayor o menor medida; hay algunos pocos ejemplos que quizás parecieran tratar de cambiar esa dinámica, pero la realidad es que tampoco lo han logrado ya que debe ser una tarea colectiva. El Concejo pareciera estar vacío de contenido y con un funcionamiento meramente protocolar.
Es sabido que el trabajo de los concejales no se limita únicamente a las sesiones, sino que también lo hacen en comisiones u otros ámbitos. Sin embargo, no se ven resultados y eso es preocupante, o al menos tiene que servir para que la nueva conformación lo revierta. Pero la decisión ya tiene que verse plasmada en lo inmediato (tendría que haber sido antes) porque los meses pasan y el tiempo perdido ya no se recupera…
En general, los proyectos y “debates” tienden a ser meras declaraciones de interés legislativo o pronunciamientos sobre temas en los que el Concejo Deliberante no tiene injerencia directa. No está mal que así suceda (o al menos la dinámica de las sesiones lo habilita), pero debe ser complementado con un trabajo serio y responsable para lograr cambios concretos, ya que de lo contrario podrían hacerlo en charlas de café u otros ámbitos. El Concejo no puede cumplir una mera función decorativa.
Apelamos a que esta nota no sea tomada como un ataque hacia ningún concejal en particular, sino más bien como una opinión en voz alta a los fines de convocar la autocrítica de los ediles (una reflexión profunda, que no necesariamente debe ser pública) y que efectivamente comprendan que Bragado espera mucho más de quienes están sentados en esas bancas…