La publicación de Daniela Monzón visibilizando los más de 12 millones de pesos que donó durante el 2024 ha reabierto el debate en el ámbito político respecto a si está bien que lo cuente abiertamente o si debería mantenerlo en reserva. Ahora quien salió a contestarle es la ex directora de Cultura de la gestión de Vicente Gatica, Malena Católica, quien puso en duda que sea un acto desinteresado, ya que “la verdadera solidaridad nace de un deseo genuino de ayudar y de conectarse con los demás, sin la necesidad de ser el centro de atención”. También manifestó que algunos ediles no donan su dieta porque es su sustento y porque “no nacieron en cuna de oro ni heredaron un patrimonio familiar”.
Monzón comunicó todos los meses el monto del dinero que donó, en línea con lo que hizo Javier Milei mientras cumplía las funciones de diputado. Según la concejal de La Libertad Avanza, es una forma de demostrar que está cumpliendo su promesa de campaña, pero Malena Católica descree que sea el motivo real y salió al cruce con un posteo en sus redes sociales, aunque sin nombrar a Monzón explícitamente.
EL POSTEO DE MALENA CATÓLICA (TEXTUAL)
Muchos concejales son solidarios en silencio.
Muchos concejales utilizan sus sueldos para poder vivir.
Muchos concejales no nacieron en cuna de oro ni heredaron un patrimonio familiar, ni tuvieron las mejores oportunidades en la vida. Precisamente debe ser concejal aquella persona que ha pasado necesidades y situaciones de vulnerabilidad para poder ponerse en el lugar del otro.
También hay presidentes como MM que donaba toda su dieta y nunca lo hizo público.
También conocí funcionarios públicos, que fueron y son muy solidarios en silencio.
También conozco gente que es muy solidaria sin tener posibilidades económicas.
En fin: la solidaridad en silencio es una forma profunda y auténtica de amor y apoyo. A menudo, los actos de solidaridad más significativos no requieren grandes gestos o proclamaciones; a veces, simplemente estar presente para alguien en momentos difíciles, ofrecer ayuda sin esperar reconocimiento o actuar con empatía y comprensión, puede tener un impacto poderoso.
La solidaridad puede manifestarse en muchas formas: una llamada a un amigo que atraviesa un mal momento, ayudar a un vecino sin que lo sepa, o incluso hacer donaciones anónimas a causas que lo necesitan. En un mundo donde a menudo se valora la visibilidad y el reconocimiento, estos actos silenciosos pueden ser aún más significativos.
La verdadera solidaridad nace de un deseo genuino de ayudar y de conectarse con los demás, sin la necesidad de ser el centro de atención. Es un recordatorio de que el amor y la compasión pueden expresarse de muchas maneras, y que, a veces, las acciones que se realizan en silencio son las más elocuentes.