Por Leonel G. Avila
Faltan apenas escasas horas para que Vicente Gatica deje de ser el intendente del partido Bragado y Sergio Barenghi comience a ser la nueva cara del Departamento Ejecutivo, invirtiendo los roles del oficialismo y oposición. Se ha conocido que el intendente saliente le entregará la “llave de la ciudad” en horas de la mañana cuando se concreten todos los pasos burocráticos del cambio de mando, mientras que Barenghi jurará en horas de la tarde en la Sala Mayor del Centro Cultural Florencio Constantino. La pregunta es, ¿siempre fue así?, ¿cómo era en otros tiempos?
Antiguamente las cosas eran muy distintas. Los intendentes sólo tenían mandato por un año (o más en el caso de ser reelegidos), pero no cuatro como ahora; asumían el 1° de enero y finalizaban el 31 de diciembre. Con el tiempo comenzó a considerarse insuficiente para lograr cambios reales en una comunidad, por lo que cada mandato se extendió a dos años y luego a seis, mientras que más tarde llegó el recorte hasta la cantidad de años actual.
En general la fecha de asunción se respetaba, a excepción de los momentos en que hubo golpes de Estado o intervenciones, lo que motivaba el desplazamiento de los intendentes y la asunción de “comisionados” (así se llamaban) a modo de reemplazo. Sin embargo, Arturo Ibarra fue una excepción, porque a pesar de haber sido impuesto por la última dictadura militar en 1976, también optó por nombrarse “intendente”; lo mismo ocurrió en 1966 con Raúl Mendizábal durante la “Revolución Argentina”.
Tampoco era igual la forma en que se elegían los intendentes a principios del siglo XX, ya que en aquel entonces no era a través del voto directo de la población, sino que los designaban los “municipales” (o sea los concejales). También más tarde hubo momentos en que los nombraba directamente el Ejecutivo provincial, ya sea de facto o no. El voto directo llegaría varias décadas después…
¿Cuándo comenzó la tradición del 10 de diciembre? En 1983 con Ricardo Ienco (en simultáneo con la asunción presidencial de Raúl Alfonsín), o sea tras la restauración de la democracia, repitiéndose esa fecha para cada asunción de un intendente. Pasó con Ernesto Figueras en 1991, Orlando Costa en 1995, Aldo San Pedro en 2007, Vicente Gatica en 2015 y volverá a ocurrir mañana con Sergio Barenghi. La única excepción fue Edgardo Pisano, quien asumió el 30 de noviembre de 1989 en reemplazo de Ienco, ya que había renunciado para asumir como senador.
Las asunciones han sido mayoritariamente eventos sencillos (en el caso del intendente de facto Arturo Ibarra sólo duró 5 minutos), con la simple firma de papelerío para darle legalidad, el saludo del que sale y el que entra, y algún discurso breve del nuevo jefe comunal. A veces recibían el saludo de seguidores o de los trabajadores municipales (otras veces de nadie) y la jura ante la Asamblea Legislativa en el caso de gobiernos democráticos.
Uno de los casos más atípicos ocurrió en 1955, cuando Julio Alberto Vaccarezza, es decir el comisionado municipal elegido por la “Revolución Libertadora” (o sea el gobierno de facto que derrocó a Perón), fue recibido y acompañado por una caravana de autos con banderas argentinas desde que llegó a la ciudad por la Ruta 5 hasta el Palacio Municipal. Algo que cuesta imaginar hoy por la ruptura del orden democrático, pero eran cosas que pasaban…
Dejando de lado ese hecho curioso, podríamos decir que Aldo San Pedro fue el que más instaló un cambio en el protocolo de asunción de los intendentes, ya que en 2015 tuvo la iniciativa de entregarle simbólicamente la “llave de la ciudad” a Vicente Gatica, lo cual pareciera haberse convertido en una nueva tradición porque el ahora intendente saliente planea hacer lo mismo con Sergio Barenghi (fuentes del gobierno manifestaron que le entregará esa misma llave, no una copia). Por su parte, Gatica añadió la inclusión del Constantino como lugar para la realización de la jura durante su reelección de 2019, cosa que mañana repetirá Barenghi; antes siempre sucedía en el Palacio Municipal.
MENSAJES QUE MARCARON ÉPOCAS
Muchas son las idas y vueltas o “panquequismo” que registró Bragado en el plano político a lo largo de su historia. En ese marco, resulta interesante rescatar del olvido algunos fragmentos de discursos de asunciones de intendentes o comisionados, ya que en todos los casos marcaron una época. Es bueno analizar lo que decían o lo que omitían, e incluso ver a quiénes o qué ideas representaban (gobiernos democráticos de diferentes partidos, o gobiernos de facto designados a dedo). A continuación, algunos ejemplos encontrados en diarios o periódicos de antaño:
• Comisionado de facto José Esteban Barrera (1944): “Tengo un concepto formado de la función que debe desempeñarse en estos momentos en lo que respecta a la administración comunal. Esta debe ser libre de toda política, en el concepto vulgar del término. Son también ellas las instrucciones terminantes recibidas del señor Interventor Federal, lo que traducido a la práctica, quiere decir que debo gobernar con el pueblo y para el pueblo, estando equidistante de toda influencia partidaria”.
• Intendente Victorino Yacovino (1948): “El problema social será encarado dentro de los principios de la justicia social por el que brega con tanto tesón nuestro líder: el General Perón. Hijo del trabajo, conozco bien las necesidades de los obreros y pienso junto con mis colaboradores, los señores concejales, que los obreros y empleados de nuestra comuna tengan salarios y sueldos estabilizados que les permita llevar una vida sin zozobras y así ser más útiles a la colectividad”.
• Intendente de facto Raúl Mendizábal (1966): “Hace a mi lealtad expresar que me siento identificado con los propósitos que el señor Presidente de la República y el señor Gobernador de la Provincia han señalado como objetivos de esta Revolución Argentina. En el ámbito pequeño, si se quiere, pero tan adentrado en nuestros sentimientos, como es la ciudad en que hemos nacido y hemos constituido nuestro hogar y convivimos a diario, con nuestros afectos y con nuestras humanas diferencias, esos propósitos serán los míos”.
• Intendente de facto Arturo Ibarra (1976): “Soy consciente de la responsabilidad que asumo en estos momentos ante mi Ejército y el pueblo de Bragado”.
• Intendente Ricardo Ienco (1983): “Nos comprometemos a afianzar el sistema democrático para ganar la justicia social. (…) Primero está la Patria, marginando subalternos intereses políticos. El ciclo que se cierra tiene muchos mártires y es obligación de todos evitar los enfrentamientos estériles para que la ansiada transformación nacional pueda ser, al fin, realidad cierta”.