Repaso histórico de lo que acontecía en estas tierras por aquellos años de 1810
Por Leonel G. Avila
El pasado lunes se cumplió un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo y, como es costumbre, tendemos a focalizar nuestra atención en el recuerdo de los hechos históricos que acontecían en Buenos Aires por aquellos días de 1810. Se trata de una acción lógica, dada la gran importancia de lo que aconteció en ese entonces: la Argentina, que no existía como tal, comenzaba a dar sus primeros pasos hacia la liberación de los lazos colonialistas que la ataban a la Corona de España. Sin embargo, en esta oportunidad propongo crear un nexo con historia local y aprovechar la ocasión para conocer lo que ocurría en estas tierras, tomando las siguientes preguntas como puntapié inicial: ¿cómo era Bragado en los tiempos de la Revolución de Mayo?, ¿cómo impactó aquí la revolución?
Si nos abocamos a dar una respuesta rápida y básica, bien podríamos decir que hacia 1810 Bragado no existía como tal y que seguramente el 25 de mayo pasó absolutamente inadvertido por varias décadas. No había una ciudad, un pueblo u otra forma de vida en comunidad estable. Estas tierras eran mayoritariamente vírgenes, por lo que, una hipótesis podría ser que únicamente había animales dispersos en medio de un entorno absolutamente natural, o quizás pudo haber algunas personas distribuidas en forma aislada que se dedicaran a actividades agrícolas para el consumo personal –lo cual, en caso de ser cierto, posiblemente los hayan convertido en blanco fácil de ataques de malones que deambularan por la zona-.
Sin embargo, para ese entonces, el concepto de “Bragado” ya estaba instalado con algunas variantes, e incluso todo el radio de lo que hoy es nuestro partido era considerado un espacio estratégico debido a los recursos naturales que poseía y por resultar ideal para el establecimiento de campañas militares que permitieran expandir la frontera.
Las primeras expediciones para estudiar la zona comenzaron a registrarse en el siglo XVIII mientras estas tierras pertenecían Virreinato del Perú, continuaron durante la conformación del Virreinato del Río de la Plata y también una vez declarada la independencia. Realizaban un detallado análisis topográfico del lugar, lo cual motivó a que le concedieran denominaciones para poder reconocer fácilmente el terreno, como por ejemplo el nombre “Brava” a la actual laguna de Bragado y “Manantiales de Casco” a la zona en donde ahora existe Mechita; luego, entre 1769 y 1772, dicha laguna fue rebautizada como “Bragado Grande” por causas que se desconocen (¿la leyenda del Caballo Bragado?, seguramente no, pero es poético pensar en que sí).
Hacia 1810, aún faltaban 36 años para que se construyera el Cantón Militar que dio origen al pueblo de Santa Rosa del Bragado, más tarde convertido en la ciudad de Bragado; ni siquiera había nacido el fundador, Eugenio del Busto, ya que sucedió en 1811. No obstante, en ese año se produjo un hecho relevante que dejó en claro las intenciones que ya existían de que nuestras tierras se transformaran en un punto de asentamiento: el coronel Pedro Andrés García indicó que la actual zona de Mechita era un lugar propicio para una población, lo cual implicó una especie de reflote de otros tantos proyectos similares que se suscitaron anteriormente y de los acampamientos que efectuó el coronel Antonio Ramírez en 1836 en La Barrancosa y la laguna de Bragado.
¿Cuándo comenzó el interés por estos pagos? Fue el propio Cabildo de Buenos Aires el primero en explicitar, el 17 de mayo de 1752, su propósito de darle una utilidad especial a la zona de la laguna Brava. Ordenó que aquí se instalara la compañía “La Valerosa” del cuerpo militar de Blandangues, cosa que finalmente no se concretó y motivó propuestas posteriores, como la que planteó el comandante de milicias Manuel Pinazo en 1777 al virrey Pedro de Ceballos: trasladar la Guardia de Luján a la zona de los Manantiales de Casco (Mechita).
Ceballos apoyó la idea, e incluso dijo sentirse “admirado de saber la indolencia con que de algunos años a esta parte se toleran en los términos de esta ciudad –Buenos Aires– las crueldades que los indios infieles comenten impunemente en los pobres vecinos de la campaña”. No obstante, sus palabras y decisión no fueron acatadas, al igual que otros proyectos planteados por el virrey Pedro de Melo de Portugal (en 1796 instó a que se creara una guardia militar en “El Bragado”) o del explorador Félix de Azara (se interesó por las tierras de Irala, concediéndoles dicho nombre).
Mucho tiempo pasó hasta que Bragado comenzó a crecer como tal. La historia marca como fecha de inicio al 5 de marzo de 1846, pero resulta interesante conocer que los antecedentes provienen de mucho antes.