Una vez más quedó demostrado que la Feria del Libro es una verdadera fiesta cultural, con un crecimiento progresivo y a pasos agigantados en cada edición. Miles de bragadenses la eligieron como su principal atracción durante el fin de semana, tras tener la posibilidad de disfrutar de disertantes locales, pero también muchos de relevancia nacional.
Esta 13° edición no sólo pudo anteponerse a la pandemia que obligó a posponerla, sino también al abrupto feriado nacional del pasado viernes. Su esencia, sumado a la variada y cargada agenda hicieron que en todo momento hubiese gente visitándola. ¡No era para menos! frente al trabajo exhaustivo y desinteresado que realizó la Comisión Organizadora durante muchos meses, prestándole atención hasta el más mínimo detalle.
En lo que respecta a la última jornada, transcurrió en un clima de total celebración. Se vio mucha gente en las charlas de Judith Mendoza y Carolina Amoroso, y también en la que ofreció Roberto Dematteis junto a Gustavo Grosso.
Además, hubo momentos en que la Sala Mayor quedó colmada totalmente de público, como por ejemplo ante la presencia del periodista Mauro Szeta (habló de los casos más resonantes de pedofilia en la Iglesia Católica y otras causas famosas que la Justicia aún no pudo esclarecer), e incluso en los instantes previos al cierre con el escritor Hernán Casciari.
Es sumamente positivo que existan este tipo de propuestas en Bragado. Elevan la vara y traen alegría a la ciudad.