Sucedió en 1989 y 1995 en el marco de las campañas electorales. El segundo caso fue histórico ya que constituyó la primera visita de un presidente en ejercicio. Hoy son más los detractores.
Por Leonel G. Avila
No caben dudas que el fallecimiento del expresidente Carlos Saúl Menem se convirtió en uno de los temas más relevantes del fin de semana largo. Ha reinstalado el debate en torno al legado que dejó a los argentinos, con opiniones enfrentadas entre quienes anteponen las malas políticas que aún hoy se tratan de superar y los que destacan aspectos de su vida o eligen respetar el luto acostumbrado ante la muerte de exmandatarios democráticos. En lo que respecta estrictamente a Bragado, nos quedaron varias cuestiones para recordar, como por ejemplo las visitas de campaña que realizó el 31 de marzo de 1989 y el 5 de mayo de 1995 (la primera de un presidente en ejercicio).
La muerte encontró a Menem en una instancia particular de su vida: tenía 90 años y mantenía su actividad política como senador, con una alta imagen positiva en su provincia natal (donde fue gobernador) pero muy desgastada a nivel nacional.
Existe amplio rechazo a las políticas de tipo neoliberal que impulsó en sus dos gestiones de gobierno, la corrupción, el endeudamiento del país, la desarticulación del Estado, las privatizaciones, la flexibilización laboral, los indultos a militares y la poca atención a los trabajadores y sectores más vulnerables durante el segundo período, entre otras tantas cuestiones; e incluso algunos dirigentes y militantes del peronismo ponen en duda su pertenencia ideológica al movimiento que ellos adhieren (otros, en cambio, lo reconocen, aunque intentan despegarse).
Sin embargo, cuando visitó a Bragado la situación era totalmente distinta. En la primera oportunidad ya se perfilaba como el posible sucesor de Raúl Alfonsín en la presidencia, mientras que en la otra contaba con un altísimo nivel de popularidad debido a que en su primer mandato logró ganarle a la hiperinflación y también porque la clase media había accedido ciertos beneficios por el 1 a 1. En ambos casos recorrió las calles a bordo del icónico “Menemóvil” y fue ovacionado por una multitud en la plaza Eva Perón (antes Alsina).
En ninguna de las dos ocasiones estuvo solo. En 1989 arribó junto al entonces gobernador Antonio Cafiero y una candidata a legisladora de Junín. Además, se mostró en lo alto del “Menomóvil” junto al intendente peronista Ricardo Ienco, donde emitió un fuerte discurso que le sirvió para contrarrestar la visita de Eduardo Angeloz (su principal rival electoral había estado en Bragado dos semanas antes).
En lo que respecta a 1995, constituyó un evento sumamente especial para nuestra comunidad ya que era la primera vez que llegaba un presidente en ejercicio. No obstante, no fue una visita oficial, sino una recorrida por la campaña para la reelección. Lo acompañó el entonces gobernador Eduardo Duhalde (años después también sería presidente), el secretario de Agricultura Felipe Solá (más tarde sería gobernador) y el candidato a intendente Ramón Cirigliano (perdió ante Orlando Costa). “La vez pasada vine aquí como candidato a presidente y les había prometido volver como tal; ahora vuelvo nuevamente como candidato y como Presidente de la Nación”, dijo Menem en su discurso, tras manifestar que “seguiré volviendo todas las veces que ustedes lo consideren conveniente”.
EL PANORAMA QUE NOS PINTÓ
Según consta en un artículo publicado por El Censor en 1995, el Mandatorio comparó la realidad de ese momento con la que había durante la visita de 1989. Hizo una despectiva descripción del contexto previo a su asunción como presidente y lo contrastó con la supuesta Argentina pujante que había al final su primera gestión: “en aquellas épocas hacíamos referencia a la imperiosa necesidad de cambiar la historia de nuestro país, de transformar todo aquello que era conveniente para devolverle a nuestra Patria el lugar de privilegio que supo tener en otras épocas, especialmente a finales de la década del 40 y los principios de la década del 50. (…) Esta Argentina del centésimo lugar en 1989, está ubicada hoy entre los mejores 25 países de la tierra y anhelamos poder estar nuevamente entre los mejores 10 países del planeta”, manifestó.
Según Menem, entre 1989 y 1995 “hemos transformado el Estado; hemos puesto en marcha una economía de mercado; hemos equilibrado las cuentas fiscales; y tenemos presencia en el mundo, donde antes éramos prácticamente un país ignorado que no teníamos futuro”. Aseguró que “Argentina es hoy el tercer país de la tierra en crecimiento –en alusión a ese momento-, pero habida cuenta de que hay nuevas modalidades en el campo del trabajo, se produjo un aumento en el índice de desocupación que no es totalmente preocupante, pero tenemos la obligación de solucionar este problema, más si se trata de un gobierno que enarboló siempre la bandera del trabajo”.
Reconoció las dificultades que ya comenzaban a presentarse, pero las minimizó bajo la óptica de predicciones positivas: “ha crecido el ahorro interno, está creciendo el ahorro externo, hay confiabilidad y credibilidad en la Argentina, y vamos a superar este inconveniente”.
Vale destacar que el entonces Presidente también destacó la eliminación del servicio militar obligatorio y enfatizó sobre los cambios en el sistema educativo que profundizaría más tarde con la bragadense Susana Decibe (fue ministra nacional de Educación entre 1996 y 1999): “reformamos el sistema educativo, y la provincia de Buenos Aires va a ser una de las que ponga en marcha esta nueva propuesta del campo de la educación; 10 años obligatorios y además, en muy buen criterio, se va a establecer desde el 4° grado para arriba, el aprendizaje del inglés en forma obligatoria”. Luego, añadió: “también se implementará la computación obligatoria en las escuelas; el sistema informativo, por decisión del Presidente de la Nación, llegará a todas las escuelas del país, aquí en Bragado, en La Quiaca, y en los lugares más remotos de nuestro país”.
DE LOS VÍTORES A LAS CRÍTICAS…
Al igual que sucedió en el extenso territorio nacional, la imagen de Menem fue cambiando en Bragado a lo largo de los años. Tuvo tiempos de alta popularidad, como por ejemplo cuando ganó las elecciones en 1989 con más de 12 mil votos en el distrito. Sin embargo, su propia política hizo que con el tiempo abundaran los detractores, al extremo de que nuestra ciudad discuta hoy si fue correcto el comunicado del PJ local en el que le rindió un homenaje por su muerte.