Por Victoria Pambianco
¿Qué relación tiene la ropa con el medio ambiente? ¿Contamina?
Si bien la industrial textil es una de las industrias que más contaminan por su incesante uso de químicos y tintes que suelen ser desechados con escaso tratamiento previo en aguas residuales, la demanda de dichos productos aún resulta un eje clave a considerar.
La moda, estadísticamente hablando, es el valor que más se repite en un conjunto de datos. La moda como todos la conocemos, es la imagen o el estilo que aparece con mayor frecuencia en un grupo, la cual va a estar sujeta a modificaciones constantes respecto al contexto, por ende, la moda no es algo permanente, sino más bien, algo pasajero y cambiante.
El lado negativo de la moda y las tendencias es justamente eso; el periodo de tiempo que duran en vigencia. Esto genera una imposición de incorporaciones constantes e innecesarias (haciéndonos creer que lo son) instaurando cierto status en quien siga estas tendencias, pero… ¿es realmente tan importante la moda?
Como tal, la moda, es una construcción social y una cosmovisión de las empresas del mundo de la indumentaria. El concepto de obsolescencia percibida (tendencia a percibir un producto demasiado viejo o desgastado, aunque siga siendo funcional) aplica directamente al tema de la moda, dado que, de manera persistente, las nuevas tendencias y la publicidad nos hacen creer que, lo que llevamos puesto, ya está viejo y “pasado de moda”, teniendo que cambiarlo para no perdernos nada.
¿Cuál es la contracara de nuestra vestimenta?
La moda rápida se caracteriza por sus ofertas; podemos encontrar ropa a bajo costo (monetariamente hablando, ya que el costo ambiental es superior) cuya confección es cada vez más rápida y eso permite que podamos renovar con frecuencia nuestra ropa, reemplazándola con facilidad y utilizándolas una o dos veces como mucho. La lógica de las grandes marcas es producir mucho y más rápido.
El impulso de comprar lo generan varios factores que nos influencian: el bajo precio -lo cual nos hace creer que es algo único y tenemos que aprovecharlo– y las redes sociales; los influencers publicitan marcas desde sus cuentas, creando lazos más cercanos con sus seguidores, logrando el objetivo de influenciar y que consuman el producto que promocionan.
¿Qué hay detrás de las grandes marcas de ropa?
ZARA es una marca española de ropa conocida mundialmente con más de dos mil sucursales en casi 100 países. Esta marca genera alrededor de 65 mil nuevos productos por año, creando justamente la moda rápida permitiendo constantemente obtener nuevos ingresos que les garantice la visita constante a sus locales. El dueño de ZARA es una de las personas más ricas del mundo (como siempre, la minoría concentradora que arrasa contra la mayoría). Se estima que la industria de la moda crezca más del 50% para los próximos años, por ende, con ella, crece la contaminación.
Entonces… ¿de qué manera contamina la ropa?
Muchas marcas intentan ser “ecológicas” utilizando productos que, en el común de la gente, pueden llegar a ser aceptadas como tal, pero, ¿realmente lo son?
Muchas marcas promocionan como “amigable” el uso de celulosa para obtener una tela llamada viscosa.
La realidad es que la celulosa se mezcla con sulfuro de carbono y se sumerge en ácido sulfúrico. Sí, quizá no sepas qué son estos componentes químicos, pero con solo leerlos, ¿no te hacen ruido?
Ambos componentes son corrosivos para la salud y el ambiente, en la salud principalmente por los vapores liberados. Las condiciones en las que “trabajan” muchos de los empleados de la industria textil son insalubres y poco seguras. Manipular químicos debe hacerse con precaución y capacitación, hecho que no sucede detrás de estas grandes marcas que además de contaminar, explotan laboralmente a los trabajadores, condicionándolos de por vida debido a la exposición permanente con estos contaminantes.
¿En qué pensamos cuando compramos nuestra ropa?
¿Por qué nunca nos preguntamos de dónde viene nuestra ropa?
Producir un solo jean cuesta 7.500 litros de agua, un solo jean.
Además de requerir energía y químicos, también están los tintes. Los colores fuertes (negros o azules, por ejemplo) suelen requerir varias pasadas por el tinte para obtener el color; por supuesto, más agua y más desechos.
Otro tema importante es el plástico y nylon que poseen nuestra prendas, ¿alguna vez lo pensaste?
A medida que lavamos nuestra ropa, desprenden cantidades inimaginables de microplásticos que terminan en nuestras aguas residuales.
Desierto de Atacama, Chile
En Chile se encuentra un basural de ropa, si, un cementerio de textiles. Lo que ingresa viene de todo el mundo, mayormente de Europa. Uno de sus mayores conflictos es la facilidad con que se incendian y, como mencioné antes, gran parte de la ropa es plástico y nylon, por ende, sus quemas, son altamente contaminantes.
Por otro lado, en Brasil, se desechan alrededor de 65 mil toneladas de textiles por año.
Muchos de los desechos textiles van a parar a las estufas de los sectores más vulnerables que no tienen acceso al dinero suficiente para comprar leña, conociendo ya lo perjudicial que es incinerar las telas.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Como consumidores somos quienes tenemos el poder de decidir qué comprar y a quién. Debemos generar consciencia en nuestro consumo y preguntarnos: ¿realmente lo necesito? ¿Para qué lo compro? ¿Para quién?
Pensar antes de consumir es clave. Empecemos a mirar nuestros cajones y perchas, renovemos y reparemos lo que ya tenemos, circulemos prendas, apoyemos emprendimientos locales realmente comprometidos con el medio ambiente; entendamos que la moda es totalmente abstracta y no necesitamos consumir y tener todo lo nuevo.
Además debemos seguir buscando que las grandes empresas de textiles cuenten con evaluaciones frecuentes de impacto ambiental en agua y aire, principalmente. Es clave tener las regulaciones pertinentes, respetando valores guías de concentraciones de compuestos en el ambiente y gestionar correctamente sus desechos. Tiene que comenzar a pesar más el bienestar común de todos y menos el de las grandes corporaciones concentradoras que arrasan con el ambiente pensando solo en su propio beneficio.
De la misma manera que buscamos entender nuestra relación con los alimentos que consumimos, busquemos comprender el proceso de lo que vestimos y su origen. Estas cuestiones deben ser puestas en común; restaurar nuestra relación con la naturaleza es un paso fundamental para el cambio que queremos y, todas las pequeñas acciones, cuentan.