Por Valentin Alfonso
Este 5 de Junio se cumplirá 50 años la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano que se realizó en 1972 en Estocolmo en lo que se considera el primer paso hacia el desarrollo del derecho ambiental internacional, en este marco necesitamos de máxima urgencia acciones climáticas concretas, un gobierno más activo sobre un concepto más plural. ¿No hay gente idónea para el caso? ¿Acaso no encuentran en la participación ciudadana las acciones concretas sobre protección de humedales, la potabilización del agua, el arbolado urbano, el tratamiento de la basura? No tapemos el sol con la mano, hay tantos vecinos autoconvocados, grupos ambientalistas que se organizan para poder visibilizar y concientizar sobre el daño irreparable sobre el ambiente.
No hace falta más que decisión política. En una economía verde, el aumento de los ingresos y la creación de empleo pueden derivar en inversiones públicas y privadas destinadas a reducir las emisiones de carbono, la contaminación, a promover, el uso eficiente de la energía distributiva, a evitar perder la diversidad biológica y de servicios de los ecosistemas.
¡Se acabó la hora de mirar otro lado!
Hoy aquí tenemos en pugna la Ley de Envases. “Responsabilidad Extendida del Productor, e Inclusión de Trabajadoras y Trabajadores Recicladores”. En resumen, propone que sean las empresas que elaboran productos envasados las que se hagan cargo del costo del reciclado de esos envases que colocan en el mercado, generando un fondo que estará destinado a mejorar las condiciones de trabajo de las y los cartoneros, que en condiciones deportables y hasta peligrosas buscan “ganarse unas monedas” en nuestro basural. Se aplica en función del costo de la gestión y el tratamiento de los envases (recolección, clasificación y circuito de reciclajes). Las empresas que generen productos reutilizables no pagan, mientras que los envases más contaminantes pagan tasas más altas, como incentivo. Las proyecciones de la ley prevé un impacto del 0,02% sobre la canasta básica para el 2023. ¿Vamos a seguir importando plástico para producir envases?
Por otro lado el Director de Conservación de la Fundación Vida Silvestre, Fernando Miñarro, sostuvo que “es necesaria una Ley de Humedales, porque como pasa con muchos de los sistemas naturales en Argentina, están en serio peligro. Se han modificado fuertemente y se los afectó en dos sentidos: por un lado hay un proceso de conversión o de cambio de uso que es cambiar la existencia del humedal por otra actividad humana, ya sea productiva o desarrollo inmobiliario y, también, la degradación de estos ecosistemas a través de la contaminación”. Según Miñarro, en algunos casos el “ser humano pretende adaptar el ecosistema a su actividad” y no adaptar la actividad a este. Por tal motivo, considera que “la clave de los humedales es el agua, los ciclos de inundación y sequía que tienen y uno tiene que pensar la actividad adaptada a este régimen natural, porque por ese régimen luego se puede contar con pastizales y forrajes de alta calidad.
Ese buen manejo no solo favorece a la conservación de la biodiversidad, sino también a la producción, en las recurrentes crisis hídricas. Por último, consideró que existe una preocupación desde el sector productivo en cuanto a la definición que se tomará para determinar qué es un humedal, que dependiendo de cuál sea esta, puede acaparar el 21% del territorio nacional. “Hay cierta preocupación del de INTA, porque se habla de suelos hidromórficos y eso hace que digan que toda la Cuenca del Río Salado es un humedal y sí, es justamente eso, y por eso el Código Urbano/ambiental; el ordenamiento territorial es el que define cuál es el uso de esa cuenca y la expansión de nuestra ciudad.
Pero ¿Acaso no tenemos soluciones concretas para empezar a dar un ejemplo de contrato socio-ecológico local?
NECESITAMOS LA UNIDAD EN LA SOSTENIBILIDAD, podría ser el sol que buscamos en el futuro del movimiento que nos interpela, no hay futuro sin desarrollo. Por ello la reivindicación de la Justicia Ambiental. ¿Con eso solo basta? Solo eso no basta, el nuevo contrato social debe tener como eje la naturaleza, podemos concebir el contrato social como el nuevo ascenso social de una clase media golpeada, también de una clase social excluida, por la que nos pone en condición de igualdad ante la vida y no hay algo más valioso. La ciudadanía, las agrupaciones políticas, las agrupaciones ambientales todo lo que se ha desglosado de las crisis recurrentes nos tiene que marcar un rumbo de unión principalmente hacia el desarrollo sustentable donde la nueva participación del Estado como motor principal.
“Empecemos a ser lo último de lo viejo y lo primero de lo nuevo”