Dos grandes grúas retiraron el armazón que había colocado el sanpedrismo. También se apeló a la mano dura convocando a efectivos del GAD con elementos antidisturbios.
La discusión sobre el futuro del anfiteatro de la plaza Raúl Alfonsín ha atravesado una nueva instancia polémica, aunque esta vez con un embate por parte del gobierno municipal que ha desterrado la posibilidad de un acuerdo entre todas las partes interesadas. Contrató a la misma empresa que había convocado el sanpedrismo para colocar el techo, pero le asignó la función contraria: sacarlo, con el agravante de que también se solicitó la presencia policial del GAD por si existía algún tipo de manifestación contraria a la decisión tomada.
El procedimiento se llevó a cabo en horas de la mañana de ayer, en el marco de un importante operativo que implicó la suspensión de la energía eléctrica en toda la zona por varias horas, el corte de calles y el trabajo de dos grandes grúas.
Como era de esperar, las muestras de repudio por parte de sectores opositores no se hizo esperar, aunque esta vez se concentró en las redes sociales y declaraciones públicas efectuadas por algunos dirigentes. Muchos lo consideraron como un atentado contra la cultura, otros lo interpretaron como una “provocación” o un “capricho”, y varios cuestionaron el gran gasto que implicó tal procedimiento (alrededor de 550 mil pesos), lo cual se sumará a los casi dos millones de pesos que se invertirán para construir un nuevo escenario en la Pista de Salud y otra cifra cercana al millón de pesos para adaptar la estructura de la plaza Alfonsín a la idea que tiene el gobierno.
En lo que respecta al oficialismo, insistió con que el motivo del desmontaje del techo de debió a cuestiones de “seguridad pública” ya que los vientos podrían volarlo, no existirían planos del proyecto original y se desconocería si el suelo puede soportar el peso de toda la estructura. Por lo tanto, nos encontramos en un punto de acusaciones cruzadas entre todas las partes intervinientes, al cual el gobierno decidió ponerle fin con una decisión adoptada a puertas cerradas y se aseguró su concreción a mano dura: convocando a efectivos del GAD con elementos antidisturbios.
SÍNTESIS DE LA HISTORIA DEL ANFITEATRO
Los trabajos de construcción del anfiteatro iniciaron en el año 2011 durante el tramo final del primer mandato de Aldo San Pedro como intendente de Bragado. Desde el primer momento generó gran polémica, ya que hubo muchas críticas por parte de la oposición de entonces (actual oficialismo) en la que tildaba a la obra de ser un obstáculo para el corredor verde y porque su ubicación violaría el nuevo Código Urbano Ambiental.
Ante tal situación, en 2014 el gobierno sanpedrista optó por quitarle la pared trasera para evitar que entorpeciera la visión y simplificar la estructura, lo cual no logró conformar a la oposición. No obstante, al final de su segundo mandato le colocó el armazón del techo, e incluso prometió terminarlo en el caso de que Aldo accediera a un tercer mandato.
Desde entonces, la obra quedó totalmente parada hasta hoy. Hace unos meses la ex concejal Marita Gelitti solicitó públicamente que se tomara una decisión definitiva, lo cual parece haber servido de impulso para que el gobierno actual se expidiera y diera inicio a una nueva etapa de polémica, la cual concluyó ayer con el desmonte del techo.
EL FUTURO DEL ANFITEATRO
De acuerdo a lo anunciado por el secretario municipal de Obras Públicas, Fabio Bollini, sólo quedaría la base del anfiteatro, aunque se planea invertir alrededor de 850 mil pesos en modificaciones para que pueda ser utilizada por los artistas como vestuario, etc. Además, se abriría la posibilidad de que todos los arquitectos interesados puedan constituir un equipo de trabajo para delinear las especificidades del proyecto.
En cuanto al techo, sería reutilizado en otro escenario que se haría en la Pista de Salud, cuyo proyecto final tampoco está definido.