Por Silvia Sosa.
Mariano Florencio Constantino Carral nace el 9 de abril de 1868.
Hay dos versiones sobre el lugar de nacimiento. Los historiadores hablan de que nació en Ortuella o en Bilbao. (Estado español).
En 1877, la familia Constantino decide trasladarse a Ortuella para trabajar en las minas de hierro.
Florencio con 12 años comenzó a trabajar en la compañía ferroviaria Franco Belga.
Le toca cumplir con el servicio militar y elije la carrera naval, trabajando un año como segundo maquinista en la compañía “Messageries Maritimes” con viajes entre Burdeos y Glasgow.
En este momento conoce a Luisa Arrigorriaga y se ponen de novios, a pesar de la negativa de la familia de ella.
Se cree que el servicio militar y una “prohibición” por parte de la familia de Luisa fueron los motivos para que la pareja emigre a la Argentina. Trabajar en una compañía marítima le facilitó conseguir dos pasajes para venir a la Argentina. Embarcaron en el vapor Le Havre. Era principio del año 1889.
Llegaron a Buenos Aires y luego de pasar por el Hotel de Inmigrantes declaró en la oficina de trabajo su especialidad de mecánico.
Consigue trabajo en varios talleres de La Plata, Avellaneda, Lobos, Mechita hasta llegar a Bragado, donde se encuentran familiares de Luisa.
Comparto una cronología de sus 6 años viviendo en Bragado.
Principios de 1889.
Llega a Bragado en compañía de Luisa Arrigorriaga Larrazábal. Aún no había cumplido los 21 años.
Recorre con su trilladora los extensos campos de la estancia La Dominga, de propiedad de Dominga Quiroga de Quiroga.
1890
23 de junio. Anota en el Registro civil a su primera hija Dolores Agripina Constantino.
Todos los hijos nacen en una casa de la calle Núñez, entre Rivadavia y General Paz. (1884-1894).
1893
25 de junio. Bautiza en la Iglesia Santa Rosa de Lima a sus cuatro hijos. Dolores Agripina (1890), Rosa Agustina (1891), Ricardo y Antonio (1893).
Canta en las romerías organizadas por el Prado español.
1894
26 de marzo. En la Estación del Ferrocarril están los hermanos Islas (Radicales) y Carlos Costa (Unión Cívica Provincial). También hay seguidores de ambos partidos, entre los que se encuentra Constantino. En un confuso episodio se produce un tiroteo que desemboca en la muerte de Costa y los germanos Islas.
1894- principios de 1895. Casa en la calle general Paz donde vivió Florencio con su familia. En 1895 es vendida para viajar a Buenos Aires para comenzar sus estudios.
30 de agosto. Visita Bragado el arzobispo de Buenos Aires, monseñor León Aneiros. Constantino canta en la Misa Mayor en la Iglesia Santa Rosa de Lima. Octubre.
Comienza a cantar en las romerías españolas organizadas por la sociedad Española de Socorros Mutuos.
Mediados de noviembre. Canta en un acto a beneficio a favor de los afectados en los terremotos de San Juan y La Rioja.
1895
Primeros meses. Vende la trilladora y su casa y se traslada a Buenos Aires.
Ese traslado a la Capital (Solo donde Dios atiende) le cambia la vida. Pasa de la parva al teatro.
Se acerca a uno de los editores de la Revista La Baskonia en busca de concejos. Francisco Grandmontagne lo guía y lo instruye sobre la opera.
Constantino logra el mecenazgo del empresario cigarrero Manuel Méndez de andes lo que le permite comenzar sus estudios musicales en Buenos Aires, hasta que en el año 1896 logra trasladarse a Milán con toda su familia.
Los comienzos fueron difíciles pero gracias a la fe avasalladora que poseía, Constantino fue creciendo. Y llegaron los primeros éxitos y triunfos por Italia, Holanda, Rusia, Polonia, Portugal…
Cantó en el Teatro Real de Madrid pero nunca lo hizo en la Scala de Milán y en el Liceo de Barcelona. Además nunca fue dirigido por Giacomo Puccini y tampoco cantó la opera Sigfrido de Richard Wagner.
En el año 1900 regresó por primera vez a Bilbao. Debutó en el Teatro Arriaga y cosechó un enorme éxito.
En junio de 1902 visita la ciudad de Bilbao la fragata escuela “Presidente Sarmiento” y Constantino canta ante los marinos argentinos. En esta ocasión se le impone a una calle de Bilbao el nombre de Buenos Aires.
En Mayo de 1903 retorna a la Argentina. Canta en el Teatro de la Opera junto al tenor y amigo: Enrico Caruso.
Al finalizar ese año, realiza en Barcelona sus primeras grabaciones en cilindros “Pathe” registrando además de arias de ópera, canciones vascas y canciones españolas.
Entre 1904 y 1906 realiza una gran gira por Europa. Será la última vez que Constantino realice una larga temporada en el continente. A partir de 1906 su vida artística de desarrolla exclusivamente entre Estados Unidos y Sudamérica.
Recorre Estados Unidos desde la costa Este a la Oeste junto a su entrañable amiga, la soprano Alice Nielsen.
En 1907 graba para el Sello Víctor y en 1908 para Edison Grand Opera.
En 1909 es contratado para la segunda temporada del Teatro Colón de Buenos Aires.
Entre las obras que cantase halla Aurora, del compositor argentino Héctor Panizza, siendo muy aplaudido en el fragmento de la opera titulado “La canción a la bandera”, cantada en italiano.
A fines de 1909 inaugura la Boston Opera House, compartiendo cartel con José Mardones.
En 1910 vuelve a la Argentina presentándose en el Teatro Argentino de La Plata, Teatro Coliseo, Rosario y Santiago De Chile.
En 1911 volverá al Colón actuando junto a la soprano María Barrientos y el barítono Tita Rufo.
En septiembre de 1911 vuelve a Bragado, luego de 16 años de ausencia. Canta en el Teatro Francés dando un concierto a beneficio del hospital local.
En 1912 construye el Teatro Constantino en Bragado. La obra había sido adjudicada al constructor Bonifacio Costantino, de Pehuajó, que no tenía ningún parentesco con el tenor.
El magnífico teatro lírico fue su regalo a Bragado, el pueblo que lo acogió de joven inmigrante.
A partir de ese año, además de problemas económicos, judiciales y sentimentales se añadieron las afecciones vocales. Todo ello marcaría el inicio del declive de su carrera.
Entre 1914 y 1919 reside en Estados Unidos donde sigue cantando (con menor frecuencia) y dedicándose a la docencia, siendo el Director Artístico del California Temple of arts.
En 1919 va a México a brindar unos conciertos. Allí sufrirá un fuerte ataque de presión arterial que le hará perder por un tiempo sus facultades mentales.
Recuperado y cuando se disponía a regresar al país vasco tiene otro ataque y fallece en la capital mexicana el 19 de noviembre de 1919, a los 51 años.
Por ultimo comparto esta reflexión del escritor Konradp Mugertza Urkidi.
(…) Lo tuvo todo y todo lo perdió Constantino fue uno de los más grandes, pero al igual que otros, fue víctima de la densa sombra de Caruso; además, su espíritu independiente, su sinceridad y sus espontáneas declaraciones le granjearon, cuando menos, relaciones muy tensas con algunos empresarios poderosos y corruptos; recibió de la prensa los mayores elogios y, no pocas veces, un calculado desprecio; frecuentó en demasía los tribunales de justicia; sintió en sus carnes la ignominia de la cárcel y sufrió la ruina económica tras gozar de la riqueza.
En Constantino, el tenor romántico y el hombre aventurero se amalgaman en un único personaje de perfil novelesco. Lo tuvo todo y todo lo perdió: el amor, el dinero, la voz y, finalmente, la razón. En noviembre de 1919 consumía sus días en soledad en un lúgubre manicomio de Ciudad de México, donde fue enterrado. Luego la historia ahondaría la herida pasándole la injusta factura del olvido.
Pero el descanso eterno de su espíritu tuvo que esperar aún casi un siglo. A lo largo de ese tiempo sus restos recorrieron un increíble viacrucis de doce estaciones. Finalmente, en noviembre de 2012, cubiertos por una ikurriña y una bandera argentina, fueron depositados en el mausoleo de su antiguo teatro y actual Centro Cultural Florencio Constantino de Bragado.
Bibliografía consultada.
Florencio Constantino (1868-1919) El hombre y el tenor: Milagro de una voz. Por Julio Goyen Aguado.
Florencio Constantino. El tenor que construyó un teatro. Por Mikel Ezquerro.
Pequeñas historias de 100 años. Por Gladys Adela Issourubere.
Secretos de la memoria. Por Gladys Adela Issourubere.
Más… Secretos de la memoria. Por Gladys Adela Issourubere.
Compendio de artículos de La Baskonia. Silvia Sosa para la Asociación Florencio Constantino.
Reseña sobre mi abuelo Bonifacio Costantino. Por María Virginia Costantino.
Florencio Constantino. Ópera de gloria y olvido. Por Konrado Mugertza Urkidi.
Artículo. Florencio Constantino: el tenor bilbaíno que rivalizó con Caruso.
Por Konrado Mugertza Urkidi.