Buenos Aires, 30 de febrero de 2524
Querido Laura:
Te escribo desde mi humilde morada para que sepas que estoy bien, ya que después de la explosión nos quedamos sin internet decidí dejarme influenciar por los libros de historia y por eso estoy mandando esta “carta” (así las llamaban). Me costó mucho encontrar papel, lo digo en la forma más literal posible, no solo me costó mucho dinero (300 Latams) sino que fue muy difícil de encontrar, esto se llama papel y estaba hecho con unas cosas que se llamaban “arboles”. Ni te cuento en lo que estoy escribiendo, se llama “lápiz”, es parecido a una bala, ahora que lo pienso nose cual de las dos cosas es mas peligrosa.
Además de saber cómo estabas quería preguntarte si viste el último programa de Mirta, ¿viste la cara del cocodrilo cuando le sirvieron lechuga? pobre tipo…
Yo estoy bien, sigo viviendo solo y encontré un trabajo más o menos bueno en una fábrica de H2O, bueno, muy bueno, el otro día fui a un museo y me alcanzo para pagar 30 minutos. No sabes lo contento que estaba, 30 minutos pisando tierra… ¡DESCALZO!
No sabes que lío se armó el otro día, a la vecina del 345 C. se le desconfiguró el marido, resulta que la vio hablando con otro robot y se le zafó un tornillo, no sabes, la ropa volaba por todos lados, al tipo del 204 G. se le tapo la canaleta con una joyería de esas que tenía tu mama, las caras, creo que tu vieja decía que eran de algo que se llamaba “alambre” o algo así.
Perdón, tengo muchas cosas que contarte, pero en este momento vinieron a cobrarme los del aire y bueno, ya sabes, como decía mi amigo el blanco, el oxígeno es el peor vicio.
Te mando un saludo gigante, tu amigo:
Diego Lionel Martínez.
PD: Si estás leyendo esto es porque el dinosaurio pudo llevarte el mensaje, ya que estas mándame uno de esos barbijos de metal, los descartables, el mío ya está oxidado. Yo pago el envió, despreocúpate. Muchas gracias amiga.