Hace exactamente 129 años, se estableció en la Plaza San Martín la misión predecesora al Observatorio Astronómico de La Plata. Se buscó medir la distancia entre la Tierra y el Sol.
Por Leonel G. Avila
Suele decirse que la historia la escriben los que ganan. Quizás por eso, por lo que no tenemos, lo que perdimos, o vaya a saber cuál es el motivo, estamos olvidando uno de los acontecimientos más importantes que ocurrieron a nivel internacional en 1882 y que, para sorpresa mía y de seguramente muchos lectores, involucra a Bragado. Ciento veintinueve atrás, en lo que actualmente conocemos como la Plaza Gral. San Martín, se montó un observatorio rudimentario para visualizar el “tránsito de Venus”. Fue una de las tantas misiones que se establecieron en distintas partes del mundo, pero ésta con la particularidad de ser la “oficial” argentina tras el impulso del entonces gobernador Dardo Rocha.
Lo que conocemos como “tránsito de Venus”, se trata de un fenómeno muy poco frecuente, que ocurre apenas dos veces (separadas por un período de 8 años) en cada siglo. Consiste en el pasaje que hace Venus delante del Sol, visto desde la Tierra.
Durante años el suceso constituyó un hecho trascendental para los científicos astronómicos, ya que permite medir la paralaje solar, y a partir de ésta deducir la distancia que existe entre el Sol y la Tierra.
El fenómeno pudo verse por última vez el 8 de junio de 2004, pero previamente habían transcurrido casi 122 años desde su aparición de 1882. Fue en aquel momento, a fines del siglo XIX, cuando el Observatorio Astronómico de París envió a Bragado una serie de instrumentos para que desde aquí se hiciesen las mediciones pertinentes.
Hacia 1882 Bragado era una pequeña localidad que rondaba en los 10.000 habitantes. Ya contaba con una oficina telegráfica y desde 1877 con un servicio de trenes que lo comunicaban con Buenos Aires. Tales condiciones, sumado a su privilegiada ubicación geográfica, fueron decisivas para que los miembros del Bureau des Longitudes decidieran establecer su misión argentina para la observación del “tránsito de Venus” en lo que hoy conocemos como la Plaza Gral. San Martín (por entonces un descampado).
Más allá de la participación francesa, fue el gobernador Dardo Rocha quien dio impulso a la misión, ya que le concedió su carácter “oficial” mediante un aporte financiero y técnico. También la prensa, principalmente el diario “La Nación”, se ocupó de popularizar el hecho, incluso incentivando al público para que aprendiera a ser astrónomo. Pero la oposición no tardó en llegar: algunos consideraron innecesarios ese tipo de gastos, mientras que otros, como el director del Observatorio de Córdoba, cuestionaron la política implementada por Rocha de mezclar ingenieros y oficiales de las marinas locales y francesas. El periódico “El Mosquito” fue uno de los que se sumó a las críticas, aunque dirigidas a “La Nación”; parodiaba su intento de transformar en científicos a los lectores. La respuesta de Rocha fue simple: los instrumentos comprados para la misión de Bragado posteriormente servirían de base para el futuro Observatorio Astronómico de La Plata.
Pese a lo rudimentario del equipo montado en nuestra ciudad, no fueron pocas las gestiones y el trabajo realizado para su correcta ejecución del 6 de diciembre de 1882. Francis Beuf (ex Oficial de la Marina Francesa y director del Observatorio de Tolón) encargó en la casa Gautier, de París, la construcción de un telescopio ecuatorial de 216mm de abertura y 3,10m de distancia focal. Desde Buenos Aires intercambiaba señales telegráficas con Edouard Perrin, el Teniente de Navío a cargo de la coordinación del equipo de Bragado. Una vez conseguidos todos los materiales, se erigió una estructura octogonal de 3,5m de ancho y 3m de alto, constituida por ocho secciones triangulares que le permitían movilizarse por medio de una palanca. Finalmente todo quedó en perfectas condiciones, pero la nubosidad de aquel 6 de diciembre sólo permitió que el “tránsito de Venus” se viera de manera parcial.