Muchos bragadenses se vieron sorprendidos en las últimas horas por la presencia de una compueblana en una nota periodística de TN. Se trata de Eliana Garassi, apodada “La Gringa”, a quien el medio porteño describió como un ejemplo de trabajo.
La bragadense tiene 31 años. Contó que es tractorista y habló de su vida ligada al campo, siendo dicha actividad el sostén de su familia. También recordó cómo fue su infancia y de qué manera dichas experiencias las ve reflejadas en su hija Clarita.
LA NOTA COMPLETA
Eliana maneja tractores desde los 9 años y pone en marcha el campo familiar: “Solo hay que animarse”
Le dicen “la gringa” y vive en Bragado. Tiene 31 años y desde chica enciende el motor en la tierra que heredó de su abuelo. Su papá murió a los dos meses de terminar una cosecha y se convirtió en su ejemplo: “No puedo decir que yo estoy cansada”.
Por Ani Kuper
Después del jardín, Eliana “La Gringa” Garassi, pedía ir al campo. Ahora es Clarita, su hija de 2 años, la que hace lo mismo. Es que el pedacito de tierra que heredaron de su abuelo no solo es el principal sostén económico de cuatro familias, sino también el lugar donde comparten valores y se educan con el ejemplo de generación en generación.
Cuando Eliana cumplió 15 años, sus tíos y su papá pensaron que los iba a abandonar, que iba a dejar de acompañarlos a trabajar en el campo. Sin embargo La Gringa los sorprendió y con el tiempo se convirtió en tractorista.
La adolescencia de Eliana, entre los tacos y las alpargatas
“Los fines de semana llegaba del boliche, me bañaba, y me ponía la ropa para ir trabajar. Cambiaba los tacos por las alpargatas, nunca se pudieron deshacer de mí”, le dijo a TN.
Eliana contó que aprendió a manejar el tractor a los 9 años junto a su papá, y desde hace cinco, se dedica a hacer la campaña de cosecha completa.
“Me enseñó en un lote, donde no había ningún peligro. Manejé esa máquina antes que un auto y eso me marcó. Algunos usuarios en las redes sociales o los camioneros cuando me ven se sorprenden con mi trabajo, pero en mi familia es normal hacer lo que hago: mi mamá también manejaba el tractor”, relató.
El trabajo en el campo, el legado que pasa de generación en generación
Clarita, su hija, repite la historia: ni bien se despierta pide “ir al ´pampo´” y llora si no la llevan en algún momento del día. “Me encanta ver a mi hija sentada conmigo. Mis tíos también le explican cosas y me emociona que ella pueda compartir ese tiempo de calidad con nosotros. De grande va a elegir qué hacer, pero me hace feliz que sepa que puede crecer libre y en un ambiente sano como el campo”, expresó.
Eliana contó que la nena se sube un ratito al tractor, da una vuelta a upa y a los pocos metros ya está profundamente dormida. Ese momento juntas la emociona porque le recuerda su infancia y a su papá, que murió en octubre del 2020 a los dos meses de terminar la cosecha.
“A los tres años yo ya me quedaba en la casilla con él y seguimos con su legado, era imparable. Él no sabía que tenía cáncer de páncreas y cuando mis tíos tuvieron covid, a pesar de los dolores que sentía, pedía subir a la máquina y poder trabajar porque decía que arriba se le pasaba todo. Cuando siento que no doy más, pienso en él y no puedo decir que yo estoy cansada”, le dijo a TN.
Como mujer de campo asegura que en el trabajo “se puede hacer todo”. “Yo me crié acá y me encanta, cuanto más sucia y engrasada estoy, más feliz me siento. Solo es cuestión de animarse, tener ganas y voluntad. Obvio que hay tareas que implican una fuerza que no siempre tenés, pero también siempre alguien ayuda”, concluyó.