Por Fernando Neri
Ya no es necesario acudir a las ficciones televisivas para conocer el infierno al que se exponen las personas, las organizaciones y los países que se relacionan con la problemática del consumo de las drogas. Solo hay que indagar las noticias de Rosario y conoceremos “realidad” y no ficción. Las cifras de muertes -103 en lo que va del año- son extremecedoras. No hay piedad para niños, para jóvenes, mujeres o ancianos. Se suman innumerables situaciones de extorsión, secuestros, amenazas, muchas no denunciadas por desconfianza al sistema que debe proteger a los Santafesinos. Hoy 12 de mayo acontecerá en la propia ciudad de Rosario una reunión -sin precedentes de la Corte Suprema de Justicia la Nación y jueces federales para discutir la problemática. Lamentablemente, ya es tarde para prevenir. Ahora, deben solucionar este flagelo que tiene multiplicidad de víctimas a consecuencia de la inoperancia o complicidad de un sistema que permitió que el “negocio” de las drogas extendiera sus redes destructivas a todos los ámbitos, con la gravedad de que se debe lidiar con integrantes de fuerzas de seguridad, de la justicia y dirigentes políticos que son consumidores o hacen negocios.
La realidad que viven hoy los Santafesinos no los sorprendió una mañana soleada. Cómo es lógico, fue precedida previamente de un creciente consumo naturalizado por muchos como algo cool, o que le sucedía a otros.
Rosario siempre estuvo cerca dice una icónica canción del artista Fito Páez…
Si somos responsables y conscientes, en nuestra región deberíamos preguntarnos qué tan lejos de Rosario y sus consecuencias estamos?
Mi opinión -y sin intenciones de dramatizar- es que estamos cerca y en camino, aunque con tiempo de prevenir que la situación que allí viven no sea en el futuro nuestra realidad.
Es fundamental como punto de partida que aceptemos y resistamos el consumo creciente de drogas en nuestras ciudades. Continuar mirando al costado sin aceptar que hay entre nosotros -como en Rosario- personas que hacen negocios y que se benefician con el crecimiento de las adicciones también es un error mortal. Sin esta toma de conciencia, no hay punto de partida para sostener en el tiempo estrategias regionales.
Los intendentes manejan recursos, delinean políticas locales, poseen una aceitada relación con las fuerzas de seguridad y con la justicia. Ellos son los primeros que tienen que dar una señal contundente, con acciones regionales de lucha contra el problema y no seguir considerando que éste es un problema que tiene que resolver la Provincia o la Nación.
Es hora de destinar recursos, de coordinar acciones zonales, de acompañar con capacitación y recursos a fuerza policial idónea, de golpear la puerta de las UFI y jueces de la región para lograr mayor eficacia y que sean parte de la prevención. Tibios, involucrados y descreídos, nos exponen a que Rosario ya no esté cerca, sino entre nosotros.