El caso Carbonero y el incremento del número de delitos son una clara señal de que la ciudad está cambiando.
Por Leonel G. Avila
Los bragadenses estamos siendo testigos y/o víctimas de una transformación a la que nadie quiere llegar. El Bragado sumamente tranquilo donde todos podían dejar la puerta abierta sin temor a que le robaran, donde el miedo era nulo o mínimo y en el que los delitos grandes podían contarse con los dedos de una mano; ya no es tal. Estamos ante “otra” ciudad, muy diferente de la que tuvieron allá por mediados y principios del siglo XX e incluso (aunque en menor grado) distinta también a la que nos vio nacer a la generación del ’90. Sería injusto decir que nada se ha hecho hasta ahora y que la policía no intenta revertirlo, pero lo cierto es que todo parece ser insuficiente y que la ciudad se está tornando insegura, al punto de llegar a víctimas fatales como el caso de María Alba Carbonero.
Justo y alentador es reconocer que estamos muy lejos de los índices delictivos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o del conurbano bonaerense, pero también distinto es el número de habitantes ya que, mientras en dichos lugares la población se contabiliza en millones, aquí apenas supera los 40 mil en todo el Partido de Bragado (ciudad cabecera y localidades del interior); entonces, es lógica la diferencia.
Tampoco debemos exagerar y permitir que nos domine el pánico. Afortunadamente, aún, creo, no hemos llegado a una situación extrema generalizada y conservamos algunas características típicas de la “seguridad” propia de los pueblos pequeños. No estamos ante un panorama sin retorno, aunque sí, como dije en un principio, frente al inicio de una transformación hacia algo peor en la medida que lo naturalicemos y no actuemos. Cada vez son más los delitos en los que se emplean armas y en los que se golpea a las víctimas, siendo María Alba Carbonero un lamentable ejemplo de cómo poco a poco la situación se agrava hasta llegar a víctimas mortales (más allá de mi ignorancia en medicina, permítanme disentir con el parte oficial de la autopsia y concordar con el Dr. Marcelo Pérez de Rosa y con las hermanas de la difunta, ya que considero que, ante el salvajismo al que fue sometida la mujer, obligadamente su deceso haya tenido que ver con traumas psicológicos y físicos producto de tal situación).
El incremento del número de delitos respecto de años anteriores es una clara señal de que las cosas no se están haciendo del todo bien. Como ha dicho el Intendente, positivas fueron las incorporaciones de un gran número de móviles para la policía y de cámaras de seguridad en varios puntos de la ciudad. También es satisfactorio el aumento de patrullajes en las calles, la descentralización de distintas áreas que antes funcionaban en la Comisaría y que poco a poco se vayan destinando policías para puntos clave de Bragado y ya no sólo en la zona céntrica. No obstante, aún falta mucho. Sino, ¿cómo se explican los delitos sin solución?, ¿por qué existen innumerables casos de delincuentes que son apresados y a las pocas horas recuperaran la libertad?, ¿debido a qué debemos sentirnos inseguros hasta en nuestros propios hogares?, ¿por qué debemos colocar rejas y otros elementos para protegernos? Estas y otras tantas preguntas dan cuenta de un complejo escenario en el que pareciéramos encontrarnos indefensos, con responsables que van desde el ámbito nacional hasta el local, desde el poder Judicial hasta el Ejecutivo y en el que el intendente San Pedro no está ajeno tras ser la persona que debe encargarse de diseñar la política de seguridad en el Partido y por encontrarse en la jerarquía más alta de la Policía Comunal que él mismo impulsó.
Ver lo que sucede nos impresiona tanto a quienes transmitimos las noticias como a la ciudadanía en general. No obstante, no debemos dejar que el temor avance en Bragado. El miedo paraliza y nos impide vivir tranquilos. Seamos precavidos cumpliendo cada una de las indicaciones de la policía y de las autoridades competentes en el área de Seguridad, no dudemos al momento de denunciar y colaboremos en todo lo que esté a nuestro alcance. Tengamos una participación activa y reclamemos ante quien corresponda cada vez que sea necesario. No esperemos a ser víctimas de un delito para actuar o a que ocurran nuevos casos como el de Carbonero. Sólo así podremos revertir la situación actual y retornar al Bragado seguro que alguna vez tuvimos.