- Ha pasado por la imprenta tipográfica, la linotipia y las computadoras; del papel a Internet; vivó cada una de las dictaduras de nuestro país, los intentos de recomponer la democracia, y el estado pleno de Derecho que celebramos desde el ’83.
- Hoy cumple un nuevo aniversario y sólo espera poder continuar con la larga tarea emprendida en 1909, y ser fiel a su objetivo de estar “siempre alerta para defender la verdad y la justicia”.
Por Leonel G. Avila
“Figurita repetida” dirán los memoriosos cada 9 de febrero cuando se encuentran con la noticia de que EL CENSOR cumple un nuevo aniversario. Pero es precisamente aquella larga repetición la que hace especial al diario y la que incluso lo transforman en decano de la prensa local y regional. Son 103 años de permanencia ininterrumpida al frente de una de las actividades más difíciles, pero al mismo tiempo más reconfortantes (para nosotros), y con el plus de las enormes desventajas que cargamos los medios de comunicación del interior. Por estas páginas han pasado la gran mayoría de las personalidades del ámbito local e incluso varias del ámbito provincial y nacional; el diario fue testigo de gobiernos democráticos, de otros que corruptamente pretendieron serlo y de los tantos que llegaron mediante golpes de estado. En fin, reflejó cada uno de los hechos de la historia comprendida entre éste 9 de febrero de 2012 y el 9 de febrero de 1909.
Bien esta aclararlo que los 103 años de EL CENSOR no corresponden a un nuevo aniversario de su primera edición, ya que para ello habría que esperar dos días más. El primer número salió a la calle el 11 de febrero de 1909 y durante años fue considerada la fecha fundacional. Pero, entendiendo que los lectores y, mucho más aún, los suscriptores son los verdaderos sostenes del diario, desde hace décadas se ha tomado como tal al 9 de febrero de 1909 en homenaje al momento en que Don Genaro Sainz decidió acompañar como primer suscriptor a la empresa periodística que iniciaban Juan Francisco Cáldiz y Antonio Roldán.
“(EL CENSOR) Nació a la vida pública como una necesidad impostergable del momento y continuó su trayectoria sin desviarse de los propósitos trazados, que fueron desde el primer momento la defensa de los intereses públicos y la ratificación clara y serena de principios que nunca estuvieron en pugna con la libertad y los derechos políticos y sociales del individuo”, explicaba en 1945 J. J. Osvaldo Devenutto. Siendo Director Juan Francisco Cáldiz y Antonio Roldán el encargado de la gráfica, EL CENSOR salió a la calle como un “periódico bisemanal –se publicaba miércoles y sábados por la tarde-, impersonal, comercial, literario y de información general”. Posiblemente su denominación haya sido tomada del apodo “El Censor” con el que se llamaba al célebre orador y escritor romano Marco Porcio Cantón. Su logotipo consistía simplemente en el nombre del diario con una tipografía muy similar a la de Rockwell Extra Bold (tipo de letra). A diferencia de los 40 x 29 cm que hoy lo caracterizan, en sus orígenes tenía un tamaño mucho mayor: 58 x 41 cm. Eran tiempos en los que la publicidad ocupaba toda la tapa y las noticias se distribuían en el interior en 5 columnas por hoja. Tenía un total de 8 páginas, mientras que en la actualidad suman 20.
No fueron pocas las dificultades que debieron sortear los fundadores de EL CENSOR. A la desprotección y persecución que sufrían muchos de los periodistas de aquellos tiempos, se sumaba los grandes costos que implicaba adquirir la imprenta tipográfica y la obligación de pagarle el sueldo a quienes allí trabajaban. Explicaba Juan Francisco Cáldiz en 1934: “[…] Obtenida de Antonio Roldán la promesa de acompañarme, me propuse fundar EL CENSOR. Para la empresa se necesitaba algo más que el propósito mío y la colaboración de mi socio: dinero… Pepe Barrera y José Ramón Ibarra, dirigían la política local en común. […] Hallé la más franca acogida en ellos cuando les expuse mis propósitos y mis pretensiones. Los dos fueron mis generosos banqueros, y la compra de la imprenta fue cuestión ir a la casa Serra y elegir el material y venir a instalarla. […] Gracias a que no me faltaban buenos amigos, salvaba siempre mis dificultades y a mis hombres los tenía al día. […] Se nos agotaba el papel… Bueno, pues, a ver a Don Genaro Sainz, que me habría de salvar prestándome sin plazo y sin interés. Cancelada esa deuda aparecía otra necesidad; a otro amigo, a D. Jesús Otero, que en cierta ocasión estaba tan pobre como yo y acudió a las economías de Doña Julia Martínez de Otero para sacarme del apuro. Otra vez era D. José Palet, o era D. Juan Giannini o Don Santiago Aguirre, el prestador, y así hasta 1911 en que la buena suerte se puso de nuestra parte y pude dormir sin la inquietud de los vencimientos… De todo esto nadie sabía nada. Yo tenía el pudor de no decirlo a mi socio, para que no se desmoralizara, y sólo le hice ver los libros cuando pude darle la satisfacción de que supiera de que no debíamos ni un centavo y ya teníamos fondos en los bancos, holguera que nos dejaba respirar libremente”.
Cáldiz estuvo a cargo de la Dirección del diario hasta 1926, momento en que pasó a manos de uno de sus empleados: el cronista José Schiaffino. “El propósito de la nueva empresa fue continuar con la edición sin mayores variantes en el orden técnico pero imprimiendo al periódico un carácter netamente independiente -previo a ello tenía una ideología conservadora-, que fuera el fiel reflejo de la actualidad social, comercial, y política de Bragado, sin vincularse a ningún interés en forma que pudiera coartar por un solo instante la imparcialidad de sus juicios e informaciones. […] Ocho meses después de ser adquirido por la actual empresa editora fue transformando en diario y en 1930 incorporó a sus medios de edición la magnífica linotipo Mergenthaler -la primera en Bragado- que le permite presentar sus páginas tan nuevas como pulcramente impresas”, decía el nuevo Director en una editorial de 1934.
Muerto Schiaffino, en 1940 EL CENSOR fue adquirido por Juan José Osvaldo Devenutto, quien desde hacía años trabajaba como linotipista. Fue entonces cuando se incorporó la leyenda “Siempre alerta para defender la verdad y la justicia” y el isotipo del gallo (que en un principio fue obra de Francisco Rizzo, pero que con los años atravesó al menos 3 modificaciones). Otro hecho trascendental para lo que es la historia del diario fue la compra en 1942 de su actual edificio.
Osvaldo Devenutto permaneció en la Dirección de EL CENSOR durante 45 años. Tras su muerte, en septiembre de 1985, el actual Director Juan José Devenutto fue quien se hizo cargo. “Desde la dirección y continuando el camino que emprendiera don Osvaldo, tratamos siempre de estar ‘alertas’ como lo expresa el logo con el ‘gallito’, símbolo del diario, pero que no significa otra cosa que estar atentos a cuanto acontecimiento ocurra en la comunidad”, indicaba Juan José Devenutto en una editorial de 2008.
Acorde a los adelantos gráficos y tecnológicos, desde el 9 de febrero de 1995 EL CENSOR se presenta con el formato “tabloide” y desde el 7 de octubre de 2011 también puede encontrárselo en Internet como integrante de Cuarto Poder Bragado (www.cuartopoderbragado.com.ar). Sin duda se tratan de grandes logros, como también lo han sido la incorporación del color celeste el 3 de abril de 1997, del rojo el 27 de mayo de 1999 y la circulación de los domingos desde el 7 de diciembre de 2003.
Hoy EL CENSOR arriba a los 103 años renovando una vez más su decanato, no sólo de la prensa local sino de toda la zona oeste de la Provincia de Buenos Aires. Ha pasado por la imprenta tipográfica, la linotipia y por las computadoras; ha sido testigo de innumerables crisis económicas, de cada una de las dictaduras que sufrió nuestro país; vivió el conservadurismo, el Irigoyenismo, el peronismo y cada uno de los breves períodos democráticos que se sucedieron hasta 1976 y de la restauración plena que celebramos desde el ’83. Sólo esperamos poder continuar con la tarea emprendida y estar “siempre alerta(s) para defender la verdad y la justicia”; 5 generaciones nos respaldan.