El intendente Sergio Barenghi fue recibido este lunes por el gobernador bonaerense Axel Kicillof, en La Plata. No estuvo solo, ya que junto a él asistió a la reunión Darío Duretti, jefe de Asesores del Ministerio de Gobierno provincial. La escena, repetida en varias oportunidades a lo largo de la gestión, vuelve a instalar una imagen que habla por sí sola: la sintonía entre Barenghi, Duretti y Kicillof como parte de un esquema político que busca consolidarse en medio de un contexto nacional adverso y las tensiones internas dentro del peronismo, ya sea a nivel local como también entre el propio Gobernador y Cristina Fernández de Kirchner.
Más allá de los temas tratados, la foto tiene una lectura política clara. Hacia adentro, funciona como un mensaje de cohesión dentro del oficialismo local y provincial. Hacia afuera, como una señal de respaldo mutuo en medio de la disputa con el gobierno nacional de Javier Milei, al que tanto el Intendente como el Gobernador vienen cuestionando por el retiro de fondos y la falta de acompañamiento a los municipios. Además, refuerza la imagen que está queriendo dar Barenghi de encolumnamiento detrás de Kicillof, ya que permanentemente está dando signos de cercanía.
“Destacamos el apoyo constante del Gobernador a nuestro distrito, en un contexto tan difícil como el que vivimos en la actualidad, con un gobierno nacional que no acompaña”, expresó Barenghi luego del encuentro, en una frase que dejó poco margen para interpretaciones.
Duretti, por su parte, apuntaló esa idea con un mensaje territorial: “La voluntad permanente del gobierno de la Provincia de Buenos Aires es acompañar a todos los municipios y estar cerca de las necesidades y los sueños de las y los bragadenses”.
Si bien el encuentro tuvo como eje la actualidad del distrito y los proyectos en común para este año, el trasfondo fue claramente político.