En los últimos días se generó polémica en nuestra ciudad por la decisión del Municipio de clausurar el salón del Club Último Foco, luego de que allí se hiciera un evento. Muchas fueron las personas que se pronunciaron al respecto, e incluso recientemente quedó más visibilizado tras una donación de pelotas que realizó la concejal Daniela Monzón (LLA), en cuya foto se observa el frente del edificio con tres fajas de clausura en su puerta principal. La novedad es que esas fajas ya no tienen vigencia, aunque persiste una relación tensa entre la institución y el gobierno.
Según explicó a CUARTO PODER el director general de Seguridad, Mario Busto, en total fueron tres los motivos por los que su área procedió a realizar la clausura: el ingreso de personas fuera del horario permitido, el permiso antisiniestral estaba vencido desde el 14 de enero y habrían superado la capacidad de concurrentes. El funcionario manifestó que “eran las 4:20 de la mañana y seguían cobrando entrada e ingresando personas”, e indicó que “ellos sabían” que no tenían el antisiniestral vigente. También sostuvo que “estaba habilitado para 200 personas y había más de 300”.
No obstante, Busto remarcó que la clausura fue de 72 horas y “ya venció”, aunque aclaró que “no se la hicimos al club, sino a quien la Comisión le alquiló para hacer el baile; tuvimos que clausurar el lugar porque el evento que se estaba llevando a cabo no tenía el permiso antisiniestral”. También, de cara al futuro, manifestó: “como consejo, no tendría que haber ninguna actividad hasta tanto no regularice la inspección antisiniestral, porque si pasa algo dentro de las instalaciones va a ser responsable el club”.
Una cuestión llamativa es que el secretario de Gobierno José Luis Quarleri había autorizado con su firma la realización del evento, amparándose en la Ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante en la que se permiten ciertas flexibilizaciones, por ejemplo ante esa situación del permiso antisiniestral que llevaba 4 días vencido. Además, tampoco figura dicho asunto en los papeles de la causa.
Quienes defienden al Club interpretan que el permiso de Quarleri significó un aval, por lo que el Municipio entraría en una contradicción al considerar como argumento de clausura lo que antes había autorizado. Tampoco comparten la lectura sobre el factor ocupacional, ya que la sede está habilitada para 500 personas en el patio (lugar donde se hizo el evento) y 256 en el sector techado… y, sin embargo, la clausura abarcó a todos los salones y la cancha.
¿Finalizará la situación conflictiva, o habrá nuevos cruces? Al menos desde el club, esperan evitar la confrontación.