El tren de pasajeros volverá a Bragado. Hoy lo único que prima es la alegría por el cumplimiento de ese esperado anhelo.
Por Leonel G. Avila
Cuando el propósito real de un reclamo es el bienestar general y no una cuestión partidaria o un fin oscuro, no queda otra cosa más que celebrar toda buena noticia. Eso es lo que me sucedió en la noche del jueves cuando observé el mensaje del intendente Vicente Gatica en el que anunciaba el retorno del tren de pasajeros a Bragado, ya que en definitiva constituye el cumplimiento del único propósito por el cual dos días antes publiqué un artículo pidiendo la vuelta del ferrocarril. Frente a eso, es meritorio y necesario felicitar a quienes lograron aquel deseo tan esperado, y en lo particular siento alegría debido a que nuestra ciudad vuelve a tener lo que nunca debió perder, porque podré volver a viajar en el medio de transporte que más me gustaba y además porque quizás contribuí en una mínima porción (ínfima) a que se aceleraran las gestiones para ese retorno.
Puede resultar vulgar, pero creo que esta es la mejor forma de describir lo ocurrido: me “taparon” la boca y no con nuevas excusas o con ataques, sino haciendo que el tren vuelva, es decir con un hecho concreto. Es digno de respeto y de un aplauso. Fue una respuesta con altura, que es lo que uno espera cada vez que hace una crítica constructiva.
Descreo que la nota publicada no haya servido para nada, no porque la hiciera yo (el autor podría haber sido cualquier otra persona), sino porque efectivamente generó lo que buscaba: que la sociedad hiciera visible su reclamo, que el tema volviera instalarse en la agenda mediática y que todo ese ruido sirviera para que los gobiernos de la Provincia y Nación vieran lo importante que es el tren para Bragado (quizás así el Intendente tendría mayor fuerza para hacer el pedido).
Que la noticia estallara a dos días de esa publicación, difícilmente haya sido un hecho casual. Es más, pareció un embate político. Una hábil jugada para acallar críticas, probablemente potenciada por los problemas que podría implicar de cara a las próximas elecciones. Además, quedó en evidencia que cuando las autoridades quieren actuar en forma acelerada pueden hacerlo, ya que de no tener novedades durante casi cuatro años, abruptamente comunican ahora el retorno del tren y anuncian que se hará efectivo en apenas 15 o 20 días; lindo hubiese sido que actuaran siempre con la rapidez demostrada en las últimas horas, o que al menos fueran aportando la información correspondiente.
Sin embargo, todos esos asuntos hoy deben pasar a segundo plano o serán motivo de debate en un futuro. Lo destacable en este momento es que cumplieron lo que se pedía y que el Estado finalmente está saldando la deuda que tenía con lo bragadenses. Las cuestiones partidarias o los intereses individuales no deben mezclarse, o cada cual decidirá si esta cuestión influye o no al momento de votar; por lo pronto, sólo debe primar la firme lucha para que este logro sea permanente y no un parche electoral.
No opaquemos esta alegría. Tenemos tren, a festejar.