Mucha fue la polémica generada por la Ley Nacional que prohíbe las corridas de perros. El partido de Bragado tiene un largo historial de competencias, siendo una la que derivó en la muerte de once personas en 1987.
Por Leonel G. Avila
(Publicado ayer en el Diario La Voz)
Finalmente, ya está en vigencia la Ley que prohíbe las carreras de perros en todo el territorio nacional. A dos semanas de su aprobación en el Congreso, el pasado viernes fue publicada en el Boletín Oficial tras la correspondiente promulgación por parte del presidente Mauricio Macri. Se trata de un Ley que ha generado gran polémica en todo el país, siendo Bragado uno de los partidos bonaerenses donde más se sintió, por un lado, debido a que caló muy fuerte la posición de las asociaciones protectoras de animales, y, por otro, debido a las protestas impulsadas por grupos galgueros. Tampoco fue menor en el ámbito local la aparición de varios casos de galgos abandonados, mutilados y/o asesinados, ni mucho menos los largos antecedentes de competencias de dicho tenor desarrolladas en nuestra ciudad con el consentimiento de las autoridades. Sin embargo, hubo un hecho que pasó inadvertido por muchos y que amerita ser tenido en cuenta: el accidente ocurrido el 20 de junio de 1987 en la localidad de Mechita, considerado como la tragedia más grande de toda la historia del pueblo y una de las mayores de la totalidad del partido de Bragado.
Si bien para muchos puede resultar obvia una ley que prohíba las carreras de galgos en esta etapa de la historia, ya habiendo transcurrido 16 años del siglo XXI, lo cierto es que su sanción no fue una tarea fácil dado la presión ejercida por quienes realizaban las competencias. No es para menos si tenemos en cuenta que a lo largo del tiempo han sido muchas las familias que dependieron de esa actividad, supuestamente “deportiva”, y que su erradicación necesariamente los obliga a abandonarla o a ejercerla desde la clandestinidad (tal como lo harán muchos, según sus propias declaraciones públicas). Ellos han sido los que realizaron múltiples marchas de protesta exigiendo la desaprobación del proyecto de la senadora Magdalena Odarda y la “legalización” de las carreras, llegando incluso a efectuar cortes de ruta, tal como ocurrió en Bragado el 25 de julio y el 29 de octubre. “No destruyan algo que es tradición y cultura de un país, los animalistas están mal informados y otros mienten”, indicaba uno de los panfletos que entregaban. No obstante, vale realizarnos la siguiente pregunta: ¿por qué un perro tiene que correr para beneficio de sus dueños?
Según los galgueros, es una falacia que los perros sean maltratados para que corran. Niegan que los droguen y también que los abandonen cuando ya no pueden competir. Más allá de que seguramente habrá quienes realmente lo cumplan, no se puede negar que la enorme cantidad de casos de galgos que continuamente son encontrados en condiciones aberrantes producto del descarte de galgueros. No son uno ni dos (lo cual ya sería motivo de repudio), sino miles en todo el país, y en eso también pueden dar fe en Bragado las distintas asociaciones proteccionistas de animales, ya que son en definitiva las que más se han ocupado de recoger, proteger y recuperar a los perros hallados. Uno de los tantos casos fue el del galgo descubierto en el mes de agosto a la vera de la ruta 5, aunque allí, lamentablemente, su final fue mucho más triste ya que estaba muerto con signos de haber sido mutilado, ahorcado y quemado.
Más allá de las cuestiones antes mencionadas, la reacción de la Municipalidad de Bragado frente a las carreras de galgos fue llamativa al menos hasta la gestión anterior, primero porque el kirchnerismo logró aprobar en 2009 una Ordenanza que regulaba las carreras de galgos pese a que desde el 2000 ya existía la Ley Provincial N°12449 que las prohibía, y también por no haber tenido en cuenta el amplio repudio que existe en la sociedad sobre las corridas ni tampoco el trágico accidente ocurrido en Mechita el 20 de junio de 1987.
Aunque cueste creerlo, durante mucho tiempo las carreras entre galgos y automóviles fueron muy frecuentes en la vecina localidad del partido de Bragado. Así fue que en 1987 la Comisión de Fomento de Mechita realizó una con motivo del Día de la Bandera, la cual derivó un lamentable resultado: al menos 15 heridos y 11 muertos (un hombre de 30 años, una joven de 17 y nueve niños de entre 5 y 13 años). El auto era un Chevrolet 1972 conducido por Raúl Alberto Ponce, mientras que el perro pertenecía a Carlos Andrada. “A las 16:30hs comenzó la prueba y muy pocos segundos después la tragedia pintaba con sangre la evocación de la fecha patria. Una maniobra del conductor del rodado, al parecer para evitar pisar al perro que se cerró en su carrera, hizo que el auto embistiera al público que se encontraba sobre la vereda del lado Sur. A partir de allí la desesperación. El vehículo frenó su andar cuando embistió un árbol que fue arrancado de raíz”, explicó el diario La Voz de Bragado en su edición del 22 de junio de ese año. Las víctimas fatales fueron José Luis Tresser, Javier Di Rissio, Pablo Ariel Di Risio, Laura Di Risio, Ana Karina Costa, Pablo Costa, Silvana Soledad Moroni, Alejandra Ocampo, Angel Gabriel Pastor, Maximiliano Castaño y Daniela Palomo.
De no haber existido las carreras de galgos once personas no hubieras muerto en aquella tarde de 1987. Tampoco los miles de galgos que históricamente fallecieron por causas directas o indirectas derivadas de las corridas. Una ley provincial intentó ponerle fin a la actividad. Ahora sería deseable que la nueva normativa de incumbencia nacional logre finalmente el cometido.