Una comparación de las distintas lecturas que cada periodista hizo sobre la realidad.
Por Leonel G. Avila
leonel.avila@hotmail.com
Hecho adrede o no, lo cierto es que Bragado tuvo la posibilidad de instruirse con la disertación de dos de los periodistas más representativos de los tiempos de enfrentamiento ideológico que atraviesan los medios de comunicación: Alfredo Leuco y Orlando Barone. Mientras el primero fue convocado en el CUCI, en el marco de los festejos por el 40 aniversario de FM Satélite Pampa; Barone fue recibido en el Salón Ex Combatientes de Malvinas para cerrar el ciclo “Café Cultura” organizado por la Dirección de Cultura Municipal. Uno decidió hablar sobre la distancia que existe entre el país que tenemos y el que queremos, el otro, por el contrario, enfocó su atención en los medios de comunicación y cuestiones de actualidad directamente vinculadas a su postura favorable respecto del gobierno nacional.
No es casual que Leuco no haya sido convocado por la Municipalidad y si Barone, como seguramente tampoco lo es que FM Satélite Pampa fue quien trajo al periodista cordobés. Otra cuestión que no deja de llamar la atención, aunque claramente no existe nada malo, es que ambas charlas transcurrieron con apenas 24hs de diferencia: Leuco vino a Bragado el viernes 25 y Barone el sábado 26; ¿planeado? Puede ser que si o que haya sido una mera casualidad, pero lo seguro es que se trataron de dos experiencias sumamente positivas, que nos permitieron conocer distintas visiones de nuestra realidad.
Claramente la convocatoria que cada periodista tuvo en nuestra ciudad no puede ser generalizada y considerarse como un indicio de quién se encuentra por encima del otro. Seguramente muchos son los factores que influyeron en que la gente optara entre asistir a cada charla o quedarse en su casa, sin que necesariamente se deba a cuestiones ideológicas o de gustos. De todos modos tampoco es un dato que deba ser desechado totalmente y por eso aquí la comparación: la cantidad de personas presentes en el CUCI para ver a Leuco fue mucho mayor que la que asistió a la Municipalidad para recibir a Barone; también la diferencia se evidenció en el tipo de público, ya que, mientras en el primero hubo a toda clase de edades, en el segundo predominaban las personas de entre 50 y 60 años en adelante.
Fiel a su estilo, Orlando Barone no demoró en demostrar su clara postura kirchnerista en la charla. Se definió como un “periodista oficialista del partido gobernante”, en contraposición de quienes hacen “periodismo oficialista opositor” en los grandes medios. Leuco, para Barone, es un ejemplo de éste último grupo. Seguidamente dio su reflexión: “Me pregunto: ¿qué es más razonable?, ¿ser periodista oficialista de lo que la mayoría del pueblo votó o ser oficialista de los que no votaron al gobierno? Yo supongo que es preferible serlo de lo que el pueblo quiere”. De todas maneras dijo no ser “tan oficialista como creen”, a lo que agregó: “Para desairarlos o defraudarlos un poco voy a decirles que nunca vi a la presidenta de cerca más que en actos oficiales […] o en uno de los actos en la Plaza. A Néstor Kirchner solamente una vez […], y fue un trato formal, distante, y después cuando vino al programa y se sentó al lado mío […]. No conozco personalmente a ningún funcionario; no es ni un orgullo ni un desorgullo”.
Por su parte, Leuco prefirió mostrar su oposición a la gestión K de una manera más sutil. En general su charla pudo ser entendida como una crítica a las políticas que se han venido desarrollando con el paso de los años y no dirigidas exclusivamente a lo que hoy realiza el gobierno nacional.
“Las 17 cadenas de valor más importantes de la Argentina están en el interior del país, y sin embargo de los 400 mil millones que se obtienen sólo 100 mil van para las provincias” explicó Leuco; “es la injusticia madre de la distribución del dinero” y “un asesinato del federalismo”, comentó. También dijo que “el Gobierno Nacional prorrogó con un Decreto de Necesidad y Urgencia el pacto fiscal hasta el 2015, por lo cual no se puede modificar. El otro problema es que, de los ATN (Aportes del Tesoro Nacional), es decir el dinero que tiene el Estado Nacional para asistir a las provincias y municipios en situaciones de emergencia, sólo se ha repartido el 10% de los 3 mil millones que se tenían este año”.
Otro de los ejes de aquella charla fue sin duda la problemática de sobrepoblación en los conurbanos, en contraposición con el vaciamiento del interior. Indicó que “el 80% de los argentinos vive en las grandes ciudades, es decir que sólo 2 de cada 10 viven en el campo o en aquellos lugares de menos de 10.000 habitantes. Este es un problema de economía regional, es el síntoma de que algo profundo está pasando: de que hacen falta escuelas técnicas, escuelas rurales, hospitales, carreteras, etc.”. Además dijo que “el 90 o 95% de los argentinos sueña que sus hijos vivan mejor y que tengan buena salud, pero sin embargo van a buscarlos a esas villas miserias del conurbano bonaerense, y lo que encuentran es hacinamiento, promiscuidad, inseguridad. […] Ellos dicen que van a sobrevivir, pero yo creo que a ‘sobremorir’. […] Y no es un problema cualquiera. Ustedes sabrán que en la antigüedad el principal castigo era el destierro, y lo que hoy vive esa gente es lo mismo. No hace falta explicar lo que decía Atahualpa Yupanqui cuando dice ‘tira el caballo para adelante y el alma para atrás’, porque a uno lo están desterrando de donde nació, […] y cuando vuelve suele decir ‘me volvió el alma al cuerpo’ o lo que es lo mismo: que soy de nuevo yo, que recuperé mi identidad y que no estoy peleando con otros comprovincianos en el conurbano”.
Ya hacia el final de la charla, Alfredo Leuco planteó una nueva problemática. Dijo que la “Argentina exporta menos carne que pollo, cuando hemos sido famosos en todo el mundo por la exportación de carne vacuna. A esto se suma que ningún país perdió como nosotros el 20% de sus cabezas de ganado, y esto por caprichos ideológicos y una inoperancia tremenda. Aunque parezca de una película de ciencia ficción, hoy Uruguay nos superó en la exportación de carne”.
En cuanto a Orlando Barone, pretendió hacer de su charla un acontecimiento más distendido y sin la apelación a estadísticas y porcentajes. Habló sobre la actualidad del país desde su perspectiva favorable e indicó que “hoy el kirchnerismo está de fiesta”. Respecto a las diferencias internas que existen dentro de su movimiento dijo que “no hay un medidor para ver quién es más kirchnerista, porque por ejemplo hay algunos que no se bancan a la CGT, otros a Scioli o a Mariotto, pero eso es normal en cualquier partido; lo que todo seguimos es el proyecto”.
Tal como se desempeña en el ciclo “6, 7, 8”, que emite la TV Pública, el eje central de Barone fueron los medios de comunicación y en especial la tensión existente entre lo que él denomina “periodismo oficialista opositor” y el “periodismo oficialista del partido gobernante”. Ante la pregunta sobre de qué manera recibe las críticas de otros colegas, respondió que “un opositor, sea un periodista o un político, empieza a ser un enemigo de cuidado, en términos retóricos, cuando quiere demostrar que tiene más razón que nosotros. Si ese señor […] nos demostrara que la tiene, entonces deberíamos ocuparnos de lo que dice, pero si uno lee las respuestas de las últimas dos elecciones se da cuenta que, evidentemente, falla”.
Hablar de tensión sería exagerar lo ocurrido, pero sí hubo momentos de cierta incomodidad para quienes escribimos en los medios luego de que Barone sostuviera: “Esta charla parece íntima. Si yo levanto la voz parecería que estamos en el patio de una escuela o un salón, como si estuviésemos padres y miembros de la Cooperadora hablando. Pero seguramente también hay espías que van a reproducir lo que decimos”. Claramente su mensaje estaba dirigido a aquellos que intencionalmente podrían tergiversar sus palabras, pero más allá de lo que cada uno pretendía, muchos creyeron necesario aclarar su situación, como por ejemplo la periodista bragadense Adriana Ferrari que dijo: “Me interesa escuchar todas las voces. Ayer estuve en la charla de Alfredo Leuco y hoy estoy en la suya. Me hubiese interesado verlo en una conferencia de prensa, pero, como no se pudo, estoy tomando nota. […] Y si algún concepto lo reproduzco de alguna manera que no es exacta, será porque no la he interpretado bien, pero siempre trabajé con honestidad tratando de mostrar incluso aquello en lo que no coincido. Quiero dejar aclarado eso porque todos saben que trabajo en Cablevisión y no quisiera que me consideren como una espía”. A lo que Barone respondió: “Vos sabés que esta autorreflexión que hacés hubiese sido imposible en otra época. No te lo hubieras preguntado. […] No hubieras necesitado porque la credibilidad del periodista era absoluta [….]. Como hoy el público se sublevó cada uno necesita marcar su territorio y decir ‘pero yo no soy’ […]. Antes todos éramos lo mismo, salíamos de una planta de montaje de obediencia debida y hoy cambió: hay tensiones. Esto me parece interesante, pero aclaro que sería incapaz de opinar de alguien que no conozco”.
También el periodista de “6, 7, 8” tomó el caso de un pequeño grupo de jóvenes presentes para comentar: “Hoy me recibieron unos chicos de La Cámpora, y me divierte la idea porque es un grupo juvenil del que los grandes medios hacen decir a sus periodistas que son el demonio, el mal, y todos repiten esta idea. Incluso, […] se preguntan ¿por qué Cámpora? Y yo me río y pienso: ¿Cómo querías que le pusieran?, ¿La Juvenilia?, ¿La Mitre?, ¿La Republicana?, ¿La Pluralista?”.
La charla Barone se extendió poco menos de dos horas. La de Leuco una hora y media.